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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Ramos enseña los bemoles de los que hablaba Solari

Ramos enseña los bemoles de los que hablaba Solari
Madrid, 17 de septiembre de 2008. Champions League. Real Madrid - Bate Borisov. Sergio Ramos. Foto: IGNACIO GIL. ....archdc....
Tomás González-Martín el

Solari habló de bemoles con una palabra menos literaria y Ramos los enseñó en el Bernabéu cuando todo el mundo le criticaba por muchas cosas, entre otras por llevar tres lustros dando la cara por el equipo. El capitán va a pecho descubierto en el Real Madrid. Pone la tez por delante, habla y eso se paga caro. Genera admiración y envidia a la vez.

El público silbó a Ramos en el partido del conjunto blanco ante el Valladolid por cuatro razones: una, por su error en el Camp Nou, que costó el 4-1. Dos, por criticar a Casemiro al decir que la culpa era de todos los jugadores. Tres, por su mala actuación con Reguilón en una entrenamiento, al que quiso dar dos pelotazos, aunque luego pidió perdón. Y cuatro, como epicentro del enfado general al ser el capitán. El orden de los cuatro factores, unos más importantes que otros, no altera el producto final: Ramos, el líder de campo y fuera del campo, fue silbado. Impertérrito, el sevillano jugó incluso mejor ante esa presión. Al hispalense le produce adrenalina toda manifestación contra él.

Inasequible al desaliento, Ramos lanzó el penalti frente al Valladolid en pleno concierto de pitos, porque el público pedía que lo tirara Vinicius. Y contestó a la protesta con los bemoles de los que Solari habló en su primera puesta en escena: un lanzamiento a lo Panenka. Fue el 2-0. Si lo llega a fallar lo fusilan como en un 2 de mayo. Y si luego el Valladolid hubiera empatado, habrían pedido su cabeza cortada en el centro del coliseo romano del Bernabéu. Como Panenka lo lanzó también con España hace una década y casi se mueren de infarto Reina y media España.
Ramos acertó el disparo ante los pucelanos y lo celebró con furia, con una ristra de epítetos que dejaron cortas la ristras de ajos de Villarrubia de los Ajos, ahora denominado de los Ojos. Celebró así, ante el Valladolid, su cuarto gol de la temporada con el Real Madrid. Con ese lanzamiento a lo Panenka volvió a demostrar el dominio del capitán desde el punto de penalti. Y el dominio de la presión. Cuando le pitan se pone serio y es cuando mejor juega. Que le silben más.
En este curso ha marcado todos los lanzamientos desde los once metros que ha tirado. Tres de ellos han sido en Liga. Marcó uno en el Montilivi de Gerona. Anotó también frente al Leganés y al Valladolid en el Bernabéu. Y consiguió otro gol de penalti, el primero de la temporada, en la Supercopa de Europa frente al Atlético. Que le piten más, porque así rinde más. Le va la marcha.
En el total de su etapa madridista ha marcado ocho goles de penalti de los nueve que ha disparado. Falló uno contra el Sevilla, en el Sánchez Pizjuán, en un partido en el que sí transformó otro. Los otros tres tantos que anotó desde el punto fatídico se los marcó al Leganés en Butarque, al Sevilla también en el Sánchez Pizjuán y al Athletic en el Bernabéu. Que le piten en Chamartín. Así juega bien y no falla. Quizá sea una táctica de Solari.

Solari planifica la táctica del miércoles en Pilsen. El Real Madrid visita al Viktoria checo, que hace dos semanas perdió por 2-1 en el Bernabéu, y Vinicius analiza que para triunfar en el Real Madrid hay que triunfar en la Champions. Vinicius suma 119 minutos de competición, 90 en Copa (una asistencia) y 29 en Liga (un gol). Le falta estrenarse en la Copa de Europa. Ya ha jugado la Libertadores con el Flamengo.

El joven brasileño alucina con la leyenda generada por el conjunto blanco en el gran torneo continental. Sabe que los futbolistas que han sido leyenda en la casa blanca lo han conseguido por brillar en la Champions. Y desea escribir su historia particular en la Copa de Europa. Solari le piensa hacer debutar en el segundo tiempo, salvo imponderables en forma de lesiones. Vinicius sueña con ello. Tiene la ambición de los grandes. Sabe donde se juega el futuro. Puede aprender mucho de Ramos, de su insolente valentía cuando los pitos mandan. El chaval también lleva dentro ese valor. Encara, dispara. No se esconde en pases hacia atrás. Así los quiere Ramos.

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