Los intocables. Kroos, Modric y Casemiro. Una línea media para la historia que es presente. Intervinieron en los cuatro goles que el Real Madrid anotó en Granada. Kroos fabricó el primero, rematado por Asensio. Modric y el alemán dibujaron el segundo, anotado por Nacho. Benzema y el croata pintaron el arte de la diana de Vinicius. Y Casemiro se inventó el último, fusilado por Mendy.
Ver a Modric regatear, dar pases con el exterior y salir de la presión de tres rivales es un espectáculo impagable. Qué pena que viva en el ecuador de la treintena. Artistas así deberían ser eternos, como Sinatra. Observar los centros de Kroos, su visión de juego y su personalidad de director es un lujo para un equipo. Casemiro les cubre con su eficacia destructora y su capacidad para subir al ataque cuando nadie lo espera. Los tres llevan juntos seis años en los que lo han ganado todo, menos al parchís, y realizan movimientos decididos por ellos mismos que Ancelotti ni sabe, ni los espera, ni los toca. Que hagan lo que quieran, que saben lo que hacen. Lo dice un entrenador que fue como jugador el motor del Milán de Capello. Su elogio al triunvirato es elocuente.
Y para remate está Vinicius, que en Granada destrozó con sus sombreros, su velocidad y su regate al enemigo y provocó la expulsión de Monchu; Ancelotti le quitó porque cada jugada suponía una entrada dura de los rivales, que le soplaban piropos irreproducibles en la oreja
«El nivel que Modric y Kroos tienen es muy alto y sorprenden por las cosas que hacen», analiza el técnico del Real Madrid. «A veces baja Luka a ayudar a sacar el balón jugado desde atrás y a veces lo hace Toni. Tranquilo, no los voy a tocar. No sé lo que durarán. Si pienso en diez años, entonces habrá que pensar en otros jugadores, y los tengo, que son Camavinga, Valverde y Blanco. Pero a corto plazo no tocaré nada, tranquilo».
El responsable deportivo del conjunto madridista les llama los «intocables» porque no ve por el mundo un trío superior. Ensalza que siguen siendo los mejores medios del mundo, con una dinámica que le sorprende, porque hacen cosas que no les pide y las hacen de forma natural. Han estado en el pasado, pero son el presente y en el futuro también estarán.
Claro, si a esa creatividad de la línea de construcción se añaden el talento de Benzema y el arte supersónico de Vinicius, el «show» está asegurado. El joven brasileño destrozó al rival con sus sombreros, su velocidad y su finta. Provocó la expulsión de Monchu, que fue a cazarle a la rodilla, y por ende la cartulina roja de Robert Moreno.
Regadas las flores que ensalzaban a sus pupilos, el ambicioso Ancelotti señaló los defectos de su equipo. El elogio debilita y el responsable deportivo del Real Madrid destacó los puntos débiles que debe eliminar. Estaba contento, pero nunca se sentirá satisfecho. Sus jugadores se dieron diez minutos de asueto y permitieron que el Granada acortara distancias y se introdujera de nuevo en el partido. El italiano les pidió más eficacia. Generaron diez ocasiones claras. Y les exige no relajarse cuando la ventaja de dos goles parece clara, pero no lo es, porque las cosas se complican y así sucedió. Les puso firmes en el descanso y reaccionaron. Lo que más le gustó fue la calidad del juego de su triunvirato e centrocampistas. quiere que sea eterno.
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