Fue genial hasta para su debut oficial en el Betis. Jugó sus primeros minutos el 28 de abril de 2014, cuando era todavía juvenil, el día que el equipo verdiblanco descendió. Su madre lloraba, porque «Dani» alcanzaba el primero de sus sueños.
Ayer, mamá volvió a llorar. La madre que le parió sabía que «el nene» estaba tocado con la varita mágica para triunfar si le apoyaba siempre. Así lo hizo. Con el crucifijo en su regazo, trabajando en la churrería de Utrera, pensaba en cómo encauzar la clase de su niño.
El anhelo de Dani era militar en el Real Madrid. Los ojos de su madre brillaban de ilusión cuando supo en 2015 que el club blanco le quería fichar. Tenía regate vertical, toque, visión de juego, disparo y ese arte para hacer cosas imposibles que solo albergan los grandes.
Desde entonces, mamá vivió dos años de inquietudes, hasta que su esperanza se hizo realidad este año. Ayer derramó más lágrimas de felicidad, porque esperaba este estreno de su hijo como titular. «Es un genio».
Salió en Mendizorroza en un momento difícil para el Real Madrid y salvó al equipo con dos goles.
Su madridismo lo lleva muy dentro. Apoyado por Sergio Ramos en su inmersión en la casa, Dani pregunta en el club para conocer todos los entresijos de su funcionamiento. Cuando conoce la organización, expresa su admiración. Ama el Real Madrid. Y tiene la clase que exige su club.