Tomás González-Martín el 01 oct, 2013 Ramos y Casillas estuvieron acertados al convocar una reunión de la plantilla. Ancelotti cuestionó a los capitanes si era imprescindible hablar entre todos. Sergio e Íker le dijeron que sí. Advirtieron a sus compañeros que todos deben estar unidos. El mensaje tenía vetas, porque algunos futbolistas criticaron a Pepe y Arbeloa por recriminar públicamente a Benzema, en el Bernabéu, su falta de entrega y actitud totales. Tenían razón en presionar a su compañero, pero no de forma evidente ante los aficionados. Pidieron perdón por las formas, no por el fondo. Ramos subrayó que todos debían luchar más, demostrar un sacrificio superior en el campo, hasta el límite de sus posibilidades. Todo eso está muy bien, pero el quid de la cuestión es que el equipo también debe saber a qué juega. No hay un esquema definido. No hay un estilo claro. Primero se habló de realizar un fútbol más elaborado. Después, al ver que Cristiano inicialmente jugaba en punta y no marcaba, se cambió la posición del portugués, que recuperó su libertad de movimientos para penetrar desde atrás, como hacía con Mourinho. Y ha vuelto a ser el “killer” del plantel. Luego, cuando tanto toque y toque dejó claro que frenaba la velocidad de CR7, de Di María y de Benzema, el entrenador adujo que se podía construir el fútbol en tres pases, no en treinta. Ya se dejaba entrever que había que acercarse al estilo de contragolpe que esta plantilla ha vivido durante tres años. En Estambul, los pupilos de Carlo jugaron abiertamente a la contra y golearon 1-6. Ahora, falta por decidir si el Madrid volverá a desplegarse claramente al contraataque o si se queda en estas medias tintas observadas ante el Atlético, en las que no hubo ni chicha ni limoná (da). Jubgar al contragolpe no significa esperar al Copenhague atrás en el Bernabéu. No. En casa, el Real Madrid de Mourinho dominaba, jugaba al ataque, pero lo hacía de manera muy rápida, con pocos toques, aprovechando las galopadas de Cristiano, de Karim, de Di María y ahora de Bale, otro hombre al que le gusta el sistema de contraataque. Es el proyecto que debe recuperar Carletto, con sus ajustes personales. A domicilio, ese estilo es más descarado, buscando siempre pases en diagonal y verticales. La clave es que cuando se roba el balón salen en tromba CR7, Ángel, Karim, Bale y al menos un lateral, a la espera del pase del robador de la pelota. Esa jugada necesita tres o cuatro pases antes del remate. Es lo que los futbolistas quieren. En el Bernabéu y a domicilio. Del Bosque triunfó con España realizando variantes a la idea matriz de Luis Aragonés. Es lo que debe hacer el técnico italiano con el punto de partida de Mourinho, que confeccionó una plantilla para jugar a la contra y ejecutó el mejor contragolpe de la historia del Real Madrid. Los hombres de este equipo están hechos para ese estilo. Aprovécheslos, Don Carlo. Otros temas Comentarios Tomás González-Martín el 01 oct, 2013
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