Es verdad. Al Real Madrid se le juzga con el rasero de la envidia.Un rasero que no se aplica con el Barcelona, por aquello del complejo de a ver si se van a molestar y dicen que se independizan. Ese victimismo del mundo azulgrana tiene rendimiento social, sí. Con Piqué se ha tratado de rebajar la tensión y de cuidarle, no vaya a ser que diga que no se siente español y no juega más con España. Es verdad la existencia de este complejo provinciano: si las patochadas de Piqué las hace Ramos, le retiran el pasaporte y tiene que pedir perdón en el Congreso de los Diputados, solo porque pertenece al Real Madrid. La casa blanca no puede permitir nada de ninguno de sus futbolistas. Debe ser impoluta. Es un rasero que se ha ganado con sus títulos. Lo mismo sucede con Florentino Pérez. Si la envidia fuera tiña, media España estará tintada.
Una jugarreta del Manchester en el capítulo de transferencias automáticas de jugadores, con muchos grados de incompetencia por parte de Ed Woodward, ejecutivo del United, se ha convertido en un ridículo del presidente del Real Madrid, sin haber hecho nada para que se le acuse de ello. Todo lo contrario. El club español lo hizo todo bien y mandó todo en hora. Fue el United quien envió tarde los contratos de Keylor Navas. Fue el club inglés el que impidió el trueque por su falta de profesionalidad en un día de fiesta en Inglaterra. Pero un fallo de trabajo del Manchester, que ya se produjo el año pasado con los fichajes fallidos de Coentrao (al United) y de Siqueira (al Real Madrid) ha sido transformado por los enemigos de Florentino en una crítica constante al dirigente madridista. Los rencores surgen desmadrados contra el presidente madridista, cuando esas acusaciones deberían dirigirse dolo contra el Manchester.
Sin embargo, se habla de orgullo del United, de una jugarreta bien montada por los ingleses ante los cándidos profesionales del Real Madrid, cuando la única realidad es que el Manchester falló por su falta de seriedad profesional. El club británico, no lo olviden, había firmado el traspaso de David de Gea y la contratación de Keylor. Nunca lo olviden. Le doblaba la ficha a Navas, no lo olviden. Y no consigue el fichaje del portero deseado por Van Gaal, el costarricense, porque su club no realiza bien su trabajo. Y ahora hablan de inteligencia suprema del Manchester y de incompetencia del Madrid. ¡Dejénse ya de tonterías! El club que yerra estrepitosamente es el United. Ni inteligencia ni gaitas. Incompetencia absoluta. Que le entrevisten a Siqueira y diga que piensa del Manchester. Era jugador del Real Madrid el 31 de agosto de 2014 y no lo fue porque el United no devolvió tampoco los papeles a tiempo. Se acordará de ellos toda la vida. Y con insultos dichos en inglés.
Si quieren atacar a Florentino, que le ataquen por vender a Eto’o al Barcelona, un error que él reconoció con su dimisión en febrero de 2006. Si quieren atacar a Florentino, que digan que falló al no contratar a Ronaldinho. Y por eso dimitió aquel año. Si quieren atacar a Florentino, que le critiquen por no renovar dos años antes a Ramos, para evitar darle una ficha de nueve millones, aunque hay que recordar que Sergio renovó ya en 2011, junto a Pepe. Al sevillano se le ha dado ahora lo que su carrera exigía. No hay más que hablar. Tenía oferta del Manchester por once millones anuales. Y les ha dejado colgados a los ingleses. De eso nadie habla. Solo se busca el ataque a Florentino por parte de sus enemigos, que tiene muchos. Pero que no le acusen de incompetente en el caso De Gea-Keylor. Si alguna virtud tiene Florentino es su competencia empresarial y profesional en todos los ámbitos. Al Madrid han venido los mejores desde que fue elegido presidente en el año 2000. Zidane, Ronaldo Nazario de Lima, Figo, Cristiano, Bale, Modric, Kroos, James, Isco, Pepe, Marcelo, Benzema, Xabi y no sigo con la lista. Tonterías, las justas. Sí pueden criticarle una cosa: cuenta con muchos enemigos. Pero, como dijo Cruyff, si tienes muchos enemigos es que lo estás haciendo bien durante muchos años. Cuando todo el mundo te abraza, malo. Consuelo de tontos. Y de tonto, Florentino, no tiene un pelo.
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