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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Las bolas calientes para un Real Madrid-Atlético

Tomás González-Martín el

Real Madrid y Atlético de Madrid se temen un enfrentamiento en semifinales. A la UEFA no le gustaría repetir un duelo madrileño en la final, en su obsesión por tener finales con países distintos, y aunque se asegura que no hay bolas calientes y frías, los clubes se temen una confabulación masónica para que las bolas templadas unan en un enfrentamiento a los dos clubes de Madrid. Es sintomático que cuando hubo tres equipos españoles en cuartos de final, con ocho bolas rodando, siempre tocó un duelo español en cuartos de final, con bolas que surgieron al principio, para quitase pronto el problema. En 2014 surgió el Barcelona-Atlético ganado por los rojiblancos. En 2015 se produjo el derbi madrileño, con triunfo blanco. Y ahora se repitió el Barcelona-Atlético. Los dos clubes de la capital de España, que es la capital de Europa, capital Champions, piensan que ahora se volverán a ver las caras. Ojalá que no. Pero la historia dicta que no te puedes fiar ni del sorteo. Si Raimundo Saporta, Antonio Calderón y los representantes del Barcelona y del Atlético en los años sesenta y setenta hablaran desde el cielo de los sorteos, ustedes no se creerían ni que los hay. Se preparaban bolas calientes o frías para que los grandes no se enfrentarán hasta cuartos de final,, porque eran eliminatorias puras desde septiembre y caer a la segunda te dejaba sin copa europea desde noviembre. Era lógico. Después, con las fases previas, se aseguraron tres taquillas. Y todos continúan sin fiarse del bombo.

Aunque los aficionados madridistas prefieren al Manchester City en semifinales, al Real Madrid no le importa medirse ya con el Atlético o con el Bayern. Le da igual. Al conjunto de Simeone le venció en la final de 2014 y le eliminó en 2015. Hasta ahora, el Madrid ha podido con su eterno rival en Europa. Y al Bayern le goleó en 2014. Con el City, nuevo en esas lides de semifinales, no hay historial. El Atlético prefiere evitar al Madrid ahora. Es un desgaste físico y emocional que agota demasiado. También prefiere al Manchester City, que puede ser el coco escondido. Por fin ha rendido bien en la competición continental, tras varios años de tirarla por malos partidos. En Manchester y en Madrid se comenta con ironía que sería alucinante que Pellegrini dejara el club ganando la Champions como regalo de visita para Guardiola, que ya llegó al Bayern tras dejar Jupp Heynckes el cargo con la Copa de Europa como tarjeta.

Lo que es verdad es que dos equipos de Madrid están entre los mejores por derecho propio. El Real Madrid suma su sexta semifinal consecutiva, con un título conquistado en 2014. El Atlético disfruta de su tercera semifinal consecutiva, finalista ante el Real Madrid hace dos años. La UEFA desearía una final nueva, ahora que por enésima vez se ha quedado sin la final Real Madrid-Barcelona que nunca existió.

Es el sino de la Champions. Los dos clubes que más partidos han disputado en ella nunca se han visto las caras en una final. La UEFA también los enfrentó en las semifinales de 1960 y los volvió a enfrentar en los octavos de final de la edición 1960-1961, tras las cinco coronas madridistas, para evitar que el Real jugara su sexta final seguida. Los enfrentó igualmente en las semifinales de 2002 y de 2011, en el duelo Mourinho-Guardiola. ¿Hubo bolas calientes entonces también? Nunca quiso que fueran finalistas los dos. Y ahora persiste el duelo imposible a la espera de la historia. Esperemos que el viernes 15 de abril haya sorteo de verdad, sin bolas frías, templadas o congeladas, y Real Madrid y Atlético puedan enfrentarse en la final si merecen llegar a ella. Pues miren que no me lo creo. De estos dirigentes de la UEFA, como los de la FIFA, descabezados por la crisis general del fútbol mundial, no me fío un pelo. Y no me queda ninguno en la cabeza. De la UEFA solo me fío de Borja Bilbao y de Teresa de Moraes. Ojalá les nombren presidente y vicepresidenta. Pero no lo harán. Son demasiado inteligentes.

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