El PSG del jeque de Qatar ha tomado el pelo al Barcelona durante dos meses, hasta el 2 de septiembre, cuando el cierre del mercado dejó claro que el club qatarí con sede en París nunca pensó vender a Neymar.
Lo que ha hecho el PSG es mantener en tensión al Barcelona a lo largo de 64 días y dale un duro golpe por sus toques por detrás a Verrati y a Rabiot. El fichaje de Neymar hace dos años fue la primera respuesta a aquellas actuaciones. Ahora, ha vuelto a apalearle metafóricamente por todo ese comportamiento, pues las relaciones quedaron muy mermadas, como se ha demostrado a lo largo de agosto.
El PSG fue listo en esta partida de ajedrez. El Real Madrid era el miedo perfecto para poner mayor adrenalina a la ansiedad del Barcelona. El club blanco nunca presentó una oferta, es cierto, pero sí dijo que si Neymar era cedido por un año, sin mayores obligaciones, entraría en la puja. El Madrid estaba cómodo en esa situación, sin responsabilidades ni compromisos.
El PSG solo habría traspasado a Neymar al Barcelona si le pagaba la locura de los 222 millones que invirtió hace dos temporadas. Eso habría supuesto una hipoteca azulgrana difícil de asumir, pues ya tiene una deuda enorme.
Al final, Neymar, que deseaba irse, se quedó en París, lo que significa otro golpe, pero desde el PSG a su propio futbolista, para que actúe con integridad humana y deportiva, rinda como debe y deje de ser una estrellita. No ha rendido en estos dos años.
Ahora quien debe tener cuidado es la Juventus, que se ha llevado gratis a Rabiot. Ya ha visto lo que le ha sucedido al Barcelona. El jeque de Qatar no entiende de representantes. Como le toquen sus propiedades, responde. Bartomeu lo sabe bien. Lo ha sufrido duramente en sus carnes desde hace dos años. El adiós de Neymar fue un batacazo para el Barcelona. Y los hechos han demostrado que Messi no es infalible. Por mucho que pida a Neymar, con el jeque no puede, ni Leo, ni el Barcelona, ni el propio Neymar.
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