La historia se repite y el complejo histórico del Barcelona se repetirá, de aquí a la eternidad, como una película inagotable. Con el Barcelona en caía libre, sin red y sin fondo, Koeman intenta tapar sus fallos y las carencias de su equipo con sus referencias al Real Madrid y las presuntas
ayudas arbitrales. Se acoge a la vieja política de Piqué de manifestar que al conjunto madrileño le apoyan los colegiados, que solo se expone cuando hay alguna jugada polémica. Pero cuando los árbitros perjudican al Real Madrid, hecho que ha sido una norma en toda la etapa de Ángel Villar al mando de la Federación, porque el fútbol catalán le dio la presidencia desde 2004 hasta que le encarcelaron hace unos años, ni Koeman ni Piqué hablan.
El Real Madrid fue ostensiblemente perjudicado en Elche, donde pagó con creces el penalti realizado por Carvajal, por agarrón, pero no vio el mismo rasero arbitral cuando antes hubo un penalti similar a Benzema, agarrado en el área, y el colegido no lo señaló. Lo peor es que el VAR no quiso entrar a juzgar esa pena máxima cometida sobre el francés, pero sí señaló el que favoreció al cuadro franjiverde.
Si el juez de la contienda y el VAR hubieran castigado el claro agarrón a Benzema, el Real Madrid podría haber conseguido un 0-2 de ventaja. El partido acabó 1-1. Dos puntos menos para lo blancos, que pueden perder una Liga por fallos clamorosos como estos por parte de un cuadro arbitral que posee televisiones y cámaras para ver todas las jugadas omo si fuera el kamasutra de las posturas.
Esto es lo peor del VAR, que no se aplica bien. Y no se aplica bien porque hay árbitros en el campo y en la tele de las Rozas, sede del VAR, que desean mantener la vieja norma del poder de los colegiados en el césped y no imponer la superioridad indudable de ver las acciones por vídeo. El VAR debe ser quien tenga el poder, no el árbitro. Pero la vieja guardia no lo admite. Quiere vivir como en la época Villar. Manejar, manipular, tener el poder.
Velasco Carballo reconoció hace unos días los doscientos fallos de sus colegiados aunque existe el VAR. Eso no puede ser. No se aplican los mismos criterios en el mismo partido, como vimos en Elche, porque los árbitros no quieren ir a ver las jugadas a la televisión del estadio, porque eso significa que no la han visto bien. No es eso, señores colegiados, es que lo normal es que no veas las jugadas bien, porque se producen en un segundo y la posición del juez puede ser complicada en su ángulo de visión. Para eso existe la tele. Y ahí también arbitra. pero nada, no lo admiten, desean el viejo arbitraje, la potestad.
El problema es que se perjudica a los equipos. Y lo malo es que el Real Madrid es el mayor perjudicado. Todo el mundo recuerda la posible mano de Ramos en Éibar, porque Koeman y el antimadridismo se encargan de realizar la campaña. Pero no se otorga el mismo valor a la masacre sufrida por el conjunto de Zidane en Valencia, con tres penaltis en contra y dos lanzamientos que no debieron producirse. Ni se concede el mismo valor al penalti sobre Benzema en el otrora Altabix, hoy Martínez Valero, que le hizo perder dos puntos al Real Madrid en su carrera por la Liga frente al Atlético. Eso no se recuerda, no. No se hacen programas enteros ni tertulias.
Lo dijimos en otra reflexión anterior: ¿Se imaginan que al Barcelona le piten los tres penaltis soportado pro el Real Madrid en Mestalla? El escándalo sería mayúsculo. Descuiden, no ocurrirá. Eso puede suceder contra el Real Madrid. No pasa nada. Porque el club blanco no hace demagogias baratas. Otro sí, constantemente. Es el sino de su vida. Complejos. La enfermedad es crónica, vieja: madriditis ancestral multiforme.
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