Tomás González-Martín el 03 abr, 2013 Hace veintiún años que nos dejó. Un accidente de coche, por la noche, acabó con su vida. Viajaba de madrugada después de ver triunfar al Real Madrid frente al Torino de Martín Vázquez. Regresaba a Mérida, donde entrenaba al equipo de la ciudad. No podía perderse ver jugar a su Madrid. Habló aquella noche con Rafa Martín Vázquez, al que ayudó en el comienzo de su carrera con sus consejos. Unas horas más tarde, se iba para siempre en medio del asfalto. Juanito era un torbellino. Dentro y fuera del campo. Capaz de lo mejor y de lo peor. Su genialidad solventaba un partido con un regate y un gol. Su carácter le hundía en la miseria, expulsado por ese pronto que tantas veces le traicionó. Después reconocìa siempre que se había excedido. Esa subida de adrenalina le derrotó más que los contrarios. Porque era muy buena persona. Todos, rivales y árbitros, sus amigos de tantas vicisitudes, lo sabían. Militó en el Real Madrid desde 1977 a 1987 y dejó el sello de un mito. Inolvidable su imagen de rodillas pidiendo al árbitro que le quitara una tarjeta que le impidió disputar el derbi madrileño una semana más tarde. En la retina se ha quedado para la eternidad otra foto en la que reza porque Crespo Aurré le saca una cartulina amarilla que le impedirá jugar en la jornada siguiente. Sus reacciones calientes ante las entradas de los rivales le costaron más amonestaciones que a los defensas que le daban leña. El madridismo no le olvidará nunca. Fue el primer futbolista que hizo del «siete» una leyenda mediática. Su «siete» fue codiciado desde que se retiró. Fue Raúl, en 1994, quien pujó por heredar esa leyenda y su responsabilidad. No solo la perpetuó. La magnificó. Raúl González Blanco hizo del «siete» el número más famoso de la historia del Real Madrid, equiparado al «nueve» de Di Stéfano, gracias a su récord de goles en la entidad. Con 323 tantos mejoró la plusmarca de Don Alfredo, 308. Ahora es Cristiano quien ha tomado ese testigo para agrandar la leyenda del «siete» en la casa blanca. Juanito fue el culpable de las mitificación de ese dorsal. Hablar de Juan Gómez es rememorar la grandes remontadas en la Copa de Europa. Protagonizó junto a Santillana partidos épicos frente al Celtic, el Inter y el Borussia Moenchengladbach. Juanito era Copa de Europa. Pisotón a Mathaus y botellazo en Belgrado incluidos. Pude decirlo bien claro: no pasó desapercibido por la vida. Fue un líder del Real Madrid. Dehó huella en todos lo sitios. El «siete» es su testamento blanco. Otros temas Comentarios Tomás González-Martín el 03 abr, 2013
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