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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Es la hora de Casemiro

Tomás González-Martín el

Triunfó en Brasil demasiado joven y el éxito se le subió a la parra. La Roma ofreció veinte millones por Casemiro. Y el chaval, un centrocampista de potencia, con buen disparo y remate de  cabeza, cayó en el triunfalismo. Quiso vivir. Y dejó el balón en segundo plano.  Se perdió para el fútbol durante un año. Su representante le decía que si quería volver a ser un futbolista de primer nivel tendría que volver al duro trabajo diario. A tomar el fútbol como su primera obligación. Así fue.

De estar desaparecido y sin combate, su apoderado consiguió que el Castilla le fichara a prueba, para comprobar su evolución. Las condiciones exístían de serie. Las tenía todas para triunfar. Faltaba demostrar de nuevo que recuperaría su categoría como futbolista. Lo hizo en el filial madridista. Mourinho se fijó en él. Y esta temporada ha ascendido de la mano de Ancelotti.

Su pretemporada con el italiano fue ejemplar este verano. Marcó goles, demostró su testarazo mortal. Enseñó su disparo descomunal. Es un centrocampista que presiona, muerde, agota al contrario con su fuerza irresistible. Llegó la campaña oficial y dejó de jugar. Los problemas de adaptación del Madrid al nuevo técnico jugaron en su contra. El Madrid pinchó en Villarreal, cayó con el Atlético y Carletto no quiso darle la responsabilidad del medio del campo a un chico tan joven. Que fueran los veteranos los que sacaran al equipo de la situación.

A Casemiro, mientras, le querían muchos clubes. Y el Madrid no le dejó marchar. La campaña es muy larga y hay muchos encuentros. Casemiro iba a comenzar a jugar ahora la Copa del Rey, frente al Xátiva, para entrar paulatinamente en el once liguero. La ausencia de Khedira, lesionado para toda la temporada, ha cambiado la realidad. Casemiro tiene que jugar ya.

El brasileño es el relevo natural de Khedira. El hombre que hace esa labor de presión y zapa sobre los contrarios. Debe jugar en los grandes partidos, cuando Ancelotti requiere de un jugador de fuerza para frenar el contragolpe contrario y equilibrar con pulmones el mando técnico de Xabi y de Modric. Es la hora de Casemiro. Tiene que jugar.

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