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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Boskov, fútbol es fútbol.. del Madrid

Tomás González-Martín el

Adiós Vujadin. Ciao Boskov, que manejaba el italiano como idioma de ayuda para entenderse en español. Ha muerto el hombre que modernizó el fútbol del Real Madrid. El que fusionó la calidad de Juanito y Del Bosque con la fuerza de Stielike. El que fundió en un estilo la preparación física moderna y la clase de sus jugadores. Fue un adelantado a su tiempo. Supo desde los años sesenta que los futbolistas deberían estar físicamente perfectos para triunfar al más alto nivel. Hasta esa década, la técnica era suficiente para que Rial, Luis Suárez, Rivera, Mazzola, Velázquez y Luis Aragonés impusieran su talento. A partir de los años setenta, la potencia física era necesaria. El Atlético, con mucha mala suerte, lo pagó ya en la fatídica doble final de la Copa de Europa que el Bayern le robó. Boskov era un impulsor de ese cambio en España y en el Real Madrid. Lo aplicó también en el Zaragoza, por eso le contrató el Madrid, y en el Sporting.

Vino a la casa blanca en 1979 y consiguió imponer esa exiencia física. Ganó la Liga 79-80 y las Copas de 1980 y 1982. Pero pagó en las Copas de Europa la superioridad genética del Hamburgo en la edición 79-80 y la derrota con los Garcías en la final del 81, que lamentaría para siempre. Ese año, Stielike decía que al Real Madrid le hacían falta fichajes si quería conquistar por séptima vez su torneo. Tenía razón. Si los blancos hubieran contratado algún futbolista extranjero más de alto nivel, habrían levantado la séptima en 1981. Boskov pagó esa etapa de ajuste económico impuesta por Luis de Carlos, que sobre todo era empresario y sabía que se debía mucho dinero.

Boskov también pagó el estallido de la Real Sociedad, que se adjudicó las Ligas en 1981 y 1982. Pero el yugoslavo transformó al Madrid. Le inyectó esa necesidad del estado físico total para triunfar. Su entrega en el trabajo sorprendió en la casa. Vivía las 24 horas para el fútbol. Pedía vídeos de equipos cuando la televisión no era lo que es hoy. Fue un buen psicólogo de los jugadores. Hizo grandes a Isidro, a Pineda, a García Hernández. Les hizo creerse que podían rendir a un buen nivel.  Sacó de futbolistas normales excelentes niveles de eficiencia. San José se convirtió en internacional, como centrocampista, siguiendo sus pasos de una forma física espléndida.

Vujadin era energía pura. Sonriente, irónico, se hizo famoso por aquellas cuentas de la abuela: “El Barcelona y el Atlético han perdido, nosotros hemos ganado, sumamos seis puntos”. Era cuando la Liga daba dos por victoria. Hoy, con tres puntos por triunfo, las cuentas de Boskov le harían campeón en la jornada veinte. Era único. También pasó a la eternidad por la mayor imbecilidad de la historia de las declaraciones, como dice Bieito Rubido. “Fútbol es fútbol”. Fue su manera de justificar un mal partido en La Romareda. En realidad quiso decir: “Fútbol es fútbol… del Madrid”. Porque cuando el club blanco le fichó en 1979 llegó al Bernabéu con la idea de revolucionar sus conceptos y pasar a la historia. Ganó una Liga y dos Copas. Y le faltó la Copa de Europa, que tuvo tan cerca. Siempre lo recordó. Se quedó a las puertas de pasar a la leyenda. Lo ha tenido en su cabeza hasta la muerte. Siempre tuvo al Real Madrid en su mente. Fue su gran momento histórico de una carrera muy larga. Descansa en paz, madridista.

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