El sueño imposible del Balón de Oro es posible. Oscurecido durante una década por la tiranía de Cristiano y Messi, el «escudero» Benzema pasó a ser líder del Real Madrid cuando el portugués se marchó del club blanco. El francés acudió al vestuario del entrenador hace tres años para decirle que allí estaba él para coger el testigo de la responsabilidad que abandonaba el luso. Lo dijo y lo hizo.
El «nueve» que jugaba con el cerebro director de un «diez» ha mejorado su rendimiento en este trienio en tal medida que ahora aspira a ese Balón áureo que parecía lejano. Las votaciones se cierran precisamente a las doce de la noche del domingo, ocho horas después del clásico. Y Benzema se merece el Balón de Oro por una simple verdad: cada vez juega mejor. Es un ejemplo de superación constante. Es el líder del Real Madrid y auna su crecimiento como goleador y como creador de las jugadas de ataque.
No hay que estudiar en La Sorbona para deducir que el partido del Camp Nou es una final para un tipo que, sin ser un ariete clásico, ya ha empatado los 290 goles de un mito, Santillana, y afila su ambición con el objetivo de alcanzar a largo plazo los 308 de Di Stéfano y los 323 de Raúl, quien ya ha dejado entrever que en condiciones normales Benzema le superará, para convertirse en el segundo artillero de la historia del Real Madrid, por detrás del inalcanzable Cristiano, 450.
Es verdad, Karim juega mejor que nunca desde que no tiene que calcular los desmarques del astro luso. Camino de los 34, los cumplirá en diciembre, el hombre que escucha suras coránicas antes de saltar al campo lleva once dianas esta temporada y su reto actual es igualar su marca personal de 32 tantos, conseguidos hace nueve campañas. En el último trienio se ha quedado a las puertas de ese listón: 30, 27 y 30 goles.
Ahora, Karim vuela por sí solo y es Vinicius quien le busca para rematar sus internadas. Benzema ejerce de ariete como nunca lo hizo y el brasileño es su mejor surtidor de pases. Ya comprende sus movimientos y sus pases son más precisos, con giros y anticipaciones que ha explicado detalladamente al joven extremo. Vinicius crece también a su lado.
Esos 87 tantos rubricados en un trienio expresan el cambio de su fútbol, sin ataduras tácticas, puntero en el eje ofensivo, sin dejar de salir a los flancos para abrir hueco a otros compañeros. No ha dejado de ser el hombre que más se asocia en las acciones de ataque de su equipo. Ancelotti le conoce bien desde hace siete años y trabaja en los entrenamientos el juego ligado entre Karim, Kroos, Modric, Rodrygo, Vinicius y Hazard.
En esta temporada lleva once dianas y ha dado cinco, para participar directamente en 22 goles del conjunto blanco. Toda la estrategia madridista pasa por sus botas en tres facetas: creador de jugadas, protagonista del último pase o rematador.
Es el líder del Real Madrid, dentro y fuera del campo, y lo demuestra con hechos. El clásico es el mejor ámbito para reivindicarse en la batalla por ese Balón de Oro que desde niño vio por la tele y que daban en París, en su país. Lo debería ganar.
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