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Ancelotti, el retorno a la tranquilidad interna

Tomás González-Martín el

Carlo Ancelotti (Reggiolo, 1959) va a ser una inyección de serenidad en el seno interno del Real Madrid. El club todavía no ha entendido la pérdida de papeles de Mourinho en los dos últimos meses. El portugués ha tirado por la borda, con sus declaraciones ofensivas contra diversos jugadores, los éxitos de la Liga 2011-12, la consecución de la Copa del Rey 2011 y la obtención de la Supercopa 2012. Dilapidó su obra al dejarla en segundo plano, superada por sus estallidos dialécticos. No se ha entendido en la casa blanca que anulara todo lo que hizo bien con esa explosión. Ancelotti será el contrapunto de toda una etapa de convulsión.

El italiano es un entrenador elegante, tranquilo, caballeroso, educado. Muy parecido a Del Bosque. Y va a recuperar el señorío tradicional del Real Madrid en las formas de comportamiento. Los aficionados van a ensalzar pronto este retorno a la normalidad cuando comience la temporada. Hablarán de fútbol, no de polémicas. Carlo no va a suscitar ningún escándalo con entrenadores o clubes. Va a ser muy deportivo. Y los jugadores lo van a agradecer. No se sentirán presionados para ser agresivos verbalmente, como Mourinho les aconsejaba en determinados momentos. No les iba en el ADN ni a Casillas, ni a Ramos, ni a nadie. No se sentían ellos. Y cortaron por lo sano.

Ancelotti viene a recuperar el liderazgo deportivo sin complejos. Carletto no tiene obsesión con el Barcelona. Piensa que el Madrid puede ser mejor que el eterno rival azulgrana. Y duerme al pensarlo. No pierde el sueño. Es un buen comienzo. El italiano confía en su potencial. Esa seguridad gusta a Florentino Pérez. Los italianos inspiran fe porque creen en sus ideas, en sus sistemas, en su eficacia. El Real Madrid ha dado un paso adelante. Seguridad, elegancia y categoría futbolística. El club, el equipo, tiene que volver a pensar solo en ganar, no en las posibles declaraciones previas o posteriores a un encuentro. Esa era una guerra tonta, muchas veces interna, que desgastaba sin producir beneficios. En Barcelona disfrutaban con los ataques del técnico a algunos futbolistas. Y con las filtraciones como respuesta. Eso se ha acabado con Ancelotti.

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