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Adiós a Benito, el espíritu de la lucha sin fin que define el madridismo

Se va el último central de verdad, el estandarte de una estirpe que valoró al Real Madrid por encima de las individualidades junto a Pirri, Amancio, Gento, Velázquez, Grosso, Camacho, De Felipe y otras leyendas

Adiós a Benito, el espíritu de la lucha sin fin que define el madridismo
Cartel del homenaje a Gregorio Benito
Tomás González-Martín el

«¿Dónde está el cabroncete ese que me ha cosido a patadas? ¡Pienso tomarme varias copas aquí y no pienso pagar ninguna!» Así entraban Rubén Cano y otros jugadores rojiblancos al pub «Lancaster» horas después de un derbi en el Calderón. Las carcajadas atronaban en el local de Benito. Allí estaban los futbolistas del Real Madrid esperándoles para hablar y relajarse después de la batalla. Eran tiempos menos hipócritas que los actuales, cuando los rivales quedaban a tomarse unas cervezas, en presencia de la prensa, tras un duelo muy duro.

Simpático, dicharachero, Gregorio Benito fue un exponente, junto a Pirri, Gento, Amancio, Camacho y otros futbolistas, del espíritu de lucha sin fin hasta la victoria que definió al Real Madrid. Pirri y el central recibieron la «laureada» del club por su pundonor sin límites.

«Goyo» fue un superdotado. Campeón de España de jabalina en edad escolar, era un gran defensa en el colegio y un ojeador del Real Madrid le vio y le fichó. Su padre se enteró cuando ya había firmado. A los veinte años debutó en el primer equipo para ser «el central» desde 1969 a 1982.

Sus impresionantes condiciones físicas las exprimió en beneficio del Real Madrid. Lennox, extremo mítico del Celtic, nunca olvidará cuando Gregorio saltaba a su lado y veía las botas del central a la altura de su cabeza en un duelo de Copa de Europa que los blancos ganaron 3-0 en 1979.

Su jovialidad era contagiosa. Inolvidable cuando invitó a los periodistas a entrar en el vestuario después de vencer al Barcelona en un clásico de los setenta. José Luis Núñez, presidente azulgrana, había caldeado el ambiente en las fechas previas y el central, en calzoncillos, espetó: «Le dedico la victoria a Núñez, a nadie más, pero ponedlo así!». Así salió.

Su carrera es una larga lista de grandes duelos con los arietes de la época. Para la historia quedó su marcaje sobre Biri-Biri, la estrella que el Sevilla fichó en 1973. El delantero visitaba por primera vez el Bernabéu y recibió de aperitivo cinco entradas consecutivas de Benito. Superado por los acontecimientos, el gran jugador le dijo al central en pleno partido: «Por favor, señor Benito, no me pegue más».

Su eficacia se hizo legendaria en todo el planeta en 1974, cuando anuló a Gerd Muller, el artillero del Bayern, en un partido entre España y Alemania. Asensi marcó el gol del triunfo y todo Sarriá jaleó al central en una noche para guardar el almanaque.

Gárate, un señor del fútbol, fue siempre muy elegante en sus duelos con Benito: «Con Goyo no tocaba la pelota. Yo le decía a Luis (Aragones) que  sacara a otro, porque me secaba. Hemos sido grandes amigos».

«El central» estaba muy delicado de salud desde hacía una década. El alzhéimer fue el primer delantero que le debilitó. Paula, su magnífica esposa, nos decía que Goyo ya no podía mantener una conversación por teléfono. Enorme dolor, cuando era un torrente sanguíneo de vida dentro y fuera del campo. El coronavirus traidor le ha vencido a los 73 años. Ganador de seis Ligas y seis Copas, lo que se ganó fue al madridismo para siempre. Adiós amigo, lloro por ti. Que momentos tan inolvidables qué días para la historia.

Cartel del homenaje a Gregorio Benito

Se va un jugador de condiciones físicas espeluznantes y con fama de duro. Solo la pandemia pudo con él.

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