La emisora RAC catalana ha conseguido ser famosa por su forma de llorar ante las remontadas y los goles del Real Madrid en los partidos importantes. Desde los golpes sobre la mesa por las victorias frente al Atlético y el Sevilla, hasta su forma de llorar por los golazos de Cristiano y Morata ante el Sporting luso. Los antimadridistas de manual, periodistas, tertulianos y buscavidas de críticas rimbombantes para vivir de este cuento, manifiestan que el Real Madrid tiene suerte, flores, y que los árbitros le ayudan. El señor Plaza, acusado de madridista al frente de los árbitros, nunca pudo pensar que se continuaría hablando de los colegiados treinta años después como justificación de los éxitos blancos. Así sobreviven los protagonistas de las inquinas antimadridistas, que es un trabajo como otro cualquiera, pero de perdedores. Siempre perdedores. Y vivir de llorar por las victorias del Real Madrid ya duele, ya.
Xavi Hernández lo dijo una vez: “El Barcelona nunca ha conseguido ese espíritu de superación que tiene el Real Madrid para conseguir cosas casi imposibles”. El centrocampista catalán lo decía por aquella Liga 2006-07 de Capello que los blancos ganaron con aquel lema de “podemos”, palabra ahora destrozada por los políticos. Guste o no a los antimadridistas, la remontada en la Champions solo la pueden conseguir equipos con el espíritu ganador del conjunto blanco, heredado desde la época de Di Stéfano. Y todos, amigos y enemigos, saben que es cierto. Los goles de Ramos ante el Atlético y el Sevilla en la Copa de Europa 2014 y en la Supercopa 2016 son los penúltimos ejemplos. Y el 3-0 de Cristiano al Wolfsburgo, al borde del colapso, en la última edición de la Liga de Campeones, presentó otra forma de la misma estirpe.
La virtud que permite estas reacciones es esa lucha sin fin que el club blanco plantea como filosofía de vida. Otros conjuntos nunca han pensado en reacciones de esta índole. El Real Madrid siempre jugó con esa capacidad. Santillana cabeceó ante el Borussia Moenchengladbach un golazo a los 90 minutos que definió en los años 80, por enésima vez, esa leyenda. Las remontadas por 5-1 ante el Derby County y por 3-0 ante el Celtic se fundamentaron también en esa moral.
El Real Madrid puede tener suerte un día, flor otro, pero es imposible que tenga flores y árbitros siempre a favor para ganar. Lo dijo Churchill al valorar las actuaciones políticas y la crítica constante: “Puedes engañar a uno durante todo el tiempo o a muchos durante algún tiempo, pero es imposible engañar a todos durante todo el tiempo”. La frase de Winston podrían aprendérsela todos los antimadridistas como ley de vida. No les interesa. Es mejor vivir de la mentira.