Tomás González-Martín el 06 jul, 2015 La tensión entre Ramos y el Real Madrid ha traspasado los límites que ambas partes no deseaban superar. Cuando el club blanco conquistó la Décima, se habló inmediatamente del contrato de por vida para el sevillano. Un acuerdo que duraría hasta 2020, para que se retirara en la casa. Al comenzar el diálogo con René Ramos, representante y hermano del capitán de campo, llegó el desencuentro del dinero. Y las cosas empezaron a complicarse. René Ramos consideró un menosprecio que le ofrecieran seis millones de ficha anual en un convenio de seis años. Si el salario no era espectacular (quien pillara seis millones anuales, por otra parte), si lo era la seguridad de tener contrato fijo hasta los 34, a sabiendas de que el rendimiento óptimo dura hasta los 32. Esos comentarios del apoderado molestaron en la casa blanca. Nació un desencanto personal que traspasó la línea de lo económico para influir en lo humano y emocional. Esa tirantez afectó a Sergio. El central jugó lesionado el Mundial de Clubes para decidir con sus goles de cabeza y romperse con una brecha muscular de varios centímetros. Después, quiso jugar en enero, ante el Valencia, y frente al Atlético en la Copa. Su mal estado físico, lógico tras forzar tanto, le hizo fallar. Derrota en Mestalla y eliminados en el torneo copero. El club hubiera preferido que descansara en algunos partidos. Se negó. Quería ser imprescindible. Y lo pagó. La temporada finalizó sin títulos. Ahora, la situación se ha encrespado. El diálogo de José Ángel Sánchez con Ramos en Valdebebas aclaró posiciones. Fue tan caliente como sincero, abierto. Mejor. Ya saben las dos partes donde están de verdad y hasta donde llegarán. Ramos dice que desea marcharse. También puede ser una estrategia para renovar por más euros. El Real Madrid le ofrecerá un máximo de siete millones anuales netos en un contrato por cuatro temporadas, hasta 2019, cuando tendrá 33. Es una buena oferta. El jugador empieza el trabajo el viernes, con el control médico en Valdebebas. Benítez hablará con el defensa para decirle que cuenta con él. Le expondrá que es el jefe de la retaguardia y que tiene que continuar. Le pedirá que renueve. En todo caso, le tendrá como futbolista hasta 2017. El técnico tenderá puentes para normalizar las relaciones y la situación. Otros temas Comentarios Tomás González-Martín el 06 jul, 2015
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