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Blogs La polvera por Teresa de la Cierva

¿Sabíais que el botox puede acabar con cicatrices, acné, foliculitis y rosácea?

Os cuento los nuevos horizontes terapéuticos de la toxina botulínica

¿Sabíais que el botox puede acabar con cicatrices, acné, foliculitis y rosácea?
Teresa de la Cierva el

La toxina botulínica se ha convertido en la estrella indiscutible de las consultas de medicina estética porque, como explica la doctora Virtudes Ruiz, es la mejor herramienta para alisar la frente y los ojos, y conseguir un rostro descansado. “El uso obligatorio de las mascarillas hace que nuestras pacientes se preocupen, más que nunca, del tercio superior, la diana lógica de este producto”, asegura esta especialista.

Pero no ha sido la única. Han salido a la luz nuevas (y sorprendentes) aplicaciones en el terreno de la piel como el acné, la rosácea, las cicatrices queloides, la foliculitis, e incluso la perdida de elasticidad del cutis, patologías cutáneas que se han acentuado durante el confinamiento. Las pioneras en aplicarlo para estos usos fueron las doctoras Mira+Cueto, que en 2018 presentaban ya su técnica botox bel, basada en las posibilidades de la toxina botulínica tipo A, infiltrada de forma más superficial y diluida, para regular la secrección sebácea y el acné. Ahora nuevos estudios clínicos confirman que las posibilidades del bótox se amplian a las otras patologías -la doctora Sofía Ruiz del Cueto los ha presentado ante la SEME (Sociedad Española de Medicina Estética)-, convirtiéndolo en uno de los inyectables más polivalentes.

 

– ACNÉ. Las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto han demostrado que, empleando toxina botulínica en diferentes diluciones y con una técnica de infiltración similar a la mesoterapia o microbótox, este activo actúa sobre el sistema de la acetilcolina, que es el neurotransmisor implicado en la secreción de sebo resultando altamente eficaz como complemento en el tratamiento del acné.

 

– ROSÁCEA. La doctora Victoria Sunkel, directora del Departamento de Medicina Estética de Clínica de la Fuente, cuenta que se está tratando la rosácea refractaria vascular y papulopustular con una inyección diluida (para que se distribuya y sedimente mejor en todas las regiones afectadas) de toxina botulínica, ya que según un análisis reciente realizado en India y publicado en el “Journal of the American Academy de dermatología”,  ha demostrado que alivia los síntomas vasculares persistentes.  “Una de las principales bases de la rosácea es la inflamación y se ha descubierto que la toxina actúa sobre unas células llamadas mastocitos, evitando que liberen los agentes proinflamatorios. Se ha observado reducciones significativas en el edema, eritema, telangiectasia y enrojecimiento en la primera y segunda semanas de tratamiento. Y las lesiones papulopustulares restantes también demostraron una mejoría, y una reducción en el tamaño de poro a las 2 semanas”. ¿El problema? La mejoría observada dura aproximadamente de 3 a 4 meses, por lo que se necesitan sesiones repetidas de mesoterapia con BTX cada 4 a 5 meses para mantener la remisión, con el consiguiente costo, y tiempo empleado.

 

– CICATRICES QUELOIDES Y FOLICULITIS. Otra de las acciones del bótox es tratar de forma efectiva la foliculitis (microquistes cutáneos) y las cicatrices queloides, pues ayuda a reorganizar las fibras. “En el caso de la foliculitis – indica Ruíz del Cueto-, también entra en acción el efecto anti-inflamatorio y en el de las queloides, se ha comprobado que el bótox interviene en la transformación de los miofibroblastos en fibroblastos.  Y los miofibroblastos son fibroblastos con capacidad retractil que aparecen durante el proceso de cicatrización de una herida y que, si, tras la cicatrización, no recuperan su forma original (fibroblastos) se convierten en responsables de que se forme una cicatriz abultada”.  ¿Número de sesiones? En el caso de una cicatriz queloide, dependerá mucho del tamaño, pero entre 2 y 3 sesiones es lo más habitual y no suele necesitarse mantenimiento.

 

– EFECTO BUENA CARA Y PIEL MÁS FIRME: Según la doctora Mar Mira, la infiltración de forma superficial del bótox disminuye unas proteínas asociadas al envejecimiento de la piel (SA-Betagalactosidasa), aumenta la formación de colágenos 1 y 3, y reduce la formación de proteínas destructoras del colágeno (Mucometaloproteinasas 1 y 3). Además estimula la producción de colágeno y elastina, creando ese efecto buena cara, que se va incrementando con el transcurso de los meses”. Suele ser necesaria una sola sesión, y repetir cada 6 meses aproximadamente como mantenimiento.

 

-BABY BOTOX PREVENTIVO. Un estudio de la SEME (Sociedad Española de Medicina Estética) asegura que el 31% de los usuarios de medicina estética tiene entre 25 y 38 años. Y entre estos jóvenes, el “bótox” es el rey. “Han crecido viendo a sus madres aplicándoselo, y les ponemos lo que llamamos “baby bótox” o “soft-ox”, que es preventivo porque permite educar el gesto, fruncir menos y por tanto minimizar las arrugas futuras”, explica el doctor Leo Cerrud. “Se aplica de una forma más suave, muy natural y no resta expresividad” asegura. La doctora Carmen Martín añade que “gran parte de la sociedad no entiende el uso del botox preventivo entre los jóvenes, pero no tiene nada de alarmante: con el tiempo esas pacientes necesitarán menor cantidad de inyecciones y por lo tanto conseguirán un resultado más natural, retrasando a su vez la aparición de arrugas. El botox no es adictivo como tal, lo que sí que es cierto es que quien lo prueba suele repetir por el hecho de verse mejor”.  Sin embargo, el doctor José María Franco Góngora es más partidario de esperar hasta los 35-40 años. “No soy partidario de preconizar su uso con un fin preventivo para evitar su aparición temprana, hay que esperar a que las arrugas hayan hecho acto de presencia’’.

 

PD: este articulo ha salido publicado el sábado 18 de julio en ABC Salud y lo reproduzco aquí para los que no sus lectores del papel.

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