No os habéis equivocado. Aunque lo parezca, este no es el blog de mi colega Javier Cortijo, que seguramente tendrá también a George Clooney en su post porque esta semana se estrena “Los hombres que miraban fijamente a las cabras” (parece que se han puesto de moda los titulitos largos desde que apareció la trilogía de Larson..).
Pero es que yo quiero hablaros también de Clooney y de su nueva mirada (quién fuera cabra…). Porque todo apunta a que el hombre más guapo del mundo (después de Cayetano) se ha quitado las bolsas de los ojos por obra y gracia de un láser. En un principio fueron rumores aireados por la prensa Hollywoodiense, que aseguraba que en sus últimas apariciones públicas al actor se le veía el rostro “más descansado”, pero parece ser que el propio hombre-Nespresso lo ha reconocido públicamente: .
Lo que no ha confesado es si se ha puesto en manos del doctor Pa
blo Paolucci, pionero en esta técnica, y al que tuve la suerte de ver trabajar en dos pacientes, la semana pasada (me dejó realmente impresionada). Este cirujano plástico ha venido desde Córdoba (Argentina) para implantar en dos clínicas españolas -Imema en Madrid y Teknon en Barcelona- su método de reducción de bolsas, sin cortes, sin cicatrices, sin señales.
Como lo vi os lo cuento:
– Preparación
La intervención se realiza en quirófano (eso impresiona, pero a su vez trasmite seguridad) con un anestesista, aunque no requiere más que anestesia local (previamente se solicita análisis de sangre, pruebas de coagulación y electrocardiograma, también como medida de precaución). Una vez en la camilla, te cubren la cara dejando al descubierto simplemente los ojos.
– ¡Sin cánula!
Como un alfiler. Es el grosor de la fibra óptica (0,2 mm, la quinta parte de un milímetro) que se introduce en la zona palpebral para fundir la grasa que allí se acumula. El “abordaje” se realiza de forma lateral, en paralelo a la piel y el paciente no siente nada aunque “ve” la luz que emite el láser (yo también la veía transparentándose a través de la piel, y da un poco de grima) y oye como se funde la grasa (yo también lo oía!!).
– Licuado de la grasa
El número “mágico” es 1.470 nanometros. Se ha demostrado que es la longitud de onda más eficaz para licuar la grasa, ¡y sólo la grasa! Al no afectar a los tejidos adyacentes, cauterizando a la vez los vasos sanguíneos, se reduce el sangrado. Como beneficio añadido, el calor estimula las fibras de colágeno, consiguiendo una retracción de la piel, de modo que no queda “colgajo”, siempre y cuando la piel de la zona no esté muy envejecida!!.
– Sin aspiración
No se realiza lipoaspiración, sino tan sólo lipólisis. La mayor parte de la grasa la extrae el médico durante la misma intervención, presionando con el dedo (como cuando se explota un grano). El resto se elimina de forma natural a través del sistema linfático en un periodo de 3 a 4 meses.
– Posoperatorio
Tras la intervención, de no más de 20 minutos, el paciente se tiene que colocar bolsas de hielo para evitar inflamación. Puede darse algo de hinchazón y hematomas (en los dos casos que vi tratar, fueron muy leves) que desaparecen enseguida (entre 3 y 7 días). Y a casa. O de cañas, como se fue uno de los pacientes!!
– Candidat@ ideal
Joven, entre 30 y 50 años, con pequeños acúmulos de grasa que le incomodan y quiere deshacerse de ellos pero no dispone de tiempo, o ganas, para la cirugía y su molesto posoperatorio.
– No vale para…
Aquellos que tienen bolsas producidas por retención de líquidos, ni extrema flacidez. Tampoco son buenos candidatos quienes han perdido la capacidad de retracción de la piel. ¿Cómo se sabe si esto es así? Pellizcaros el párpado inferior, y si la piel vuelve a su “sitio” enseguida, podéis someteros al tratamiento; si tarda en hacerlo, me temo que tendréis que pasar por una blefaroplastia.
– Precio: desde 1.500 €
Imema: Juan Hurtado de Mendoza 15. Madrid. Tel. 91 350 14 56
Teknon: Vilana, 12. Barcelona. Tel. 93 290 62 00
Tratamientos
