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Blogs La polvera por Teresa de la Cierva

¿Hacerse ondas en el borde labial con infiltraciones o ponerse pegamento para engrosar la boca?

Los últimos desafíos (y estupideces) virales tienen más peligro de lo que parece

¿Hacerse ondas en el borde labial con infiltraciones o ponerse pegamento para engrosar la boca?
Teresa de la Cierva el

Hacerse ondas en el reborde de los labios con rellenos de ácido hialurónico es una de las últimas necedades estéticas que llega desde Rusia, y se viraliza, como no, por culpa de Instagram.

 

 

Lo más dramático es que esta técnica se dice que la realizan médicos estéticos –afortunadamente los médicos españoles consultados ni la conocen-, que se supone que tienen algún dedo mas de frente que las adolescentes que lo piden!!!

¿Más horrores? Se denominan labios de diablo (#devillips), y no me extraña, porque parece cosa suya inducir a la juventud a seguir esta tendencia.

Me consuela (algo) pensar que algunas voces dicen que la mayoría de las fotos que circulan por las redes se deben al photoshop, e incluso a un buen maquillaje. El resultado es igual de absurdo, pero por lo menos es efímero.

Otro de los disparates que rulan en redes es ponerse un poco de pegamento bajo la nariz para levantar los labios y que estos parezcan más carnosos para tener la boca de Kylie Jenner o Angelina Jolie. Las  jóvenes han encontrado en internet esta absurda solución rápida (y estúpida) para tener los labios de sus ídolos sin tener que recurrir a los rellenos.

El reto empezó con un video que una tal @gnarlysinner colgó a principios de septiembre en la red social TikTok (y que curiosamente ha desaparecido de las redes), y días después, @chloehammock4, colgó otro que fue el que revolucionó definitivamente el universo digital, y que cuenta hoy con 23 millones de reproducciones.

 

“Es absurdo y más peligroso de lo que parece”, indica Alexandra García Sánchez, técnico sanitario y especialista en técnicas de pigmentación y extensiones de pestañas del salón Vhega. “Las menos insensatas utilizan el pegamento que utilizamos para las pestañas -que tampoco es apto para la piel, pero es menos dañino-, pero la mayoría opta por el clásico súper glue de Loctite, que tiene una sustancia llamada cianomecrilato que es tóxica para la piel y las mucosas”, avisa. “Y, como por sí solo no se despega hasta pasados unos días, las que quieren deshacer el entuerto se lo arrancan a la fuerza, y esto puede producir eccemas, manchas (el tejido “se inflama” y al darle el sol se activan los melanocitos) y hasta cicatrices. Además de irritaciones, alergias y heridas, este método puede crear una arruga por presión o compresión de los dos tejidos, que podría durar muchísimo tiempo”, advierte esta especialista.

Pero éste no es único “challenge” ridículo al que se suma esta generación. También le añaden pimienta o chiles a su gloss para generar un ligero efecto calor y cosquilleo en los labios, o meten la boca dentro de una botella de Coca-Cola o un vasito de chupito, para crear un efecto vacío que activa la circulación de la sangre, e hincha desmesuradamente los labios. Peor aun, el mercado on line está lleno de “succionadores” de goma específicos para este fin, que inflaman ridículamente los labios dejándolos, en la mayoría de los casos, morados y deformados. Y esta peligrosa práctica se viralizó bajo los hashtag #Kyliejennerchallenge y #lipschallenge.

La culpa de estas modas la tienen algunos instagramers, youtubers y otros “ers” insensatos que se convierten en los arquetipos de los jóvenes, que les imitan, principalmente, para compartirlo con sus propios seguidores y crear la admiración de su entorno.

Para muestra, este dato del cirujano plástico Antonio Tapia: 7 de cada 10 menores de 35 admiten estar demasiado pendientes de su físico por culpa de Instagram, y esto ha llevado a que los procedimientos de cirugía y medicina estética hayan aumentado un 20%. “A menudo tienen una imagen distorsionada, porque están acostumbrados a verse en modo selfie, y la auto-foto deforma la imagen y agranda ópticamente las zonas prominentes”, explica el doctor Tapia.

La Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE) también aporta una cifra alarmante: uno de cada 10 españoles que recurre a la cirugía estética lo hace influido por los selfies y los comentarios a estos en redes sociales.

La Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) ha notado asimismo un aumento de los rellenos con ácido hialurónico en bocas y tratamientos con toxina botulínica en gente muy joven debido a la presión que ejercen las RRSS sobre el físico. “Salir guapo en Instagram se ha convertido para muchos en una necesidad, y tomar numerosas fotografías antes de elegir, es la rutina de muchos”, apunta el doctor Diego Tomás Ivancich.

Es lo que ha hecho Mar Torres, la ex de Froilán de Marichalar, que ocupa portadas de revistas y hasta de medios de información general con su sorprendente transformación. Tras retocarse la nariz y aumentarse los labios con infiltraciones de ácido hialurónico, su último anuncio ha sido una inminente bichectomía, una intervención que busca la estilización del rostro mediante la extracción de las bolsas grasa de los mofletes, conocidas como bolas de bichat. “Su retirada permite marcar más los pómulos y proporcionar una cara más angulosa”, explica la doctora María Teresa Achiques, directora de Sensabell Plastic Surgery. “En Instagram es un reclamo que ha aumentado un 80% para imitar caras tan conocidas como la de Elsa Pataky o Mario Vaquerizo, añade Tapia.

 

 

Por fortuna, Instagram ha dado un paso adelante al respecto: ha ordenado retirar los filtros con los que los usuarios se sometían a una intervención virtual (“Plástica” o “FixMe”). Y esta no es la única medida que han tomado en esta dirección. También ha empezado a a hacer privados los ‘likes’ de cuentas primero en Canadá, y después en Australia, Brasil, Irlanda, Italia, Japón y Nueva Zelanda, y no tardará en llegar a España. Con esto buscan derrocar la tiranía de los ‘likes’ y hacer que los usuarios compartan lo realmente importante para ellos, sin miedo a no recibir la aprobación popular del ‘me gusta’.

“En la vida real – añade Jesús Benito Ruiz, presidente de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP)- hay un factor de protección infalible para evitar que los chicos y chicas pidan operarse de estética: el dinero”. Además, como apunta el doctor Julio Millán, “con los adolescentes hay una norma muy sólida entre los profesionales: retrasar las operaciones hasta que tengan su estructura facial y corporal totalmente desarrollada. Y a los que no les gusta nada de sí mismos y quieren operarse de todo (se llama “social media Dismorfia”) hay que mandarlos al psiquiatra”.

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