El alquimista francés Hervé Hérau, más conocido por ser el esteticista de Laetitia Casta, Carine Roitfeld, Mélanie Laurent y Vanessa Bruno, estuvo en España hace unos días para descubrirnos, a unas pocas elegidas, el poder que tienen sus manos (y sus cosméticos).
La cita fue en Tacha, el centro que dirige la innovadora Natalia de la Vega, y donde se van a realizar a partir de ya los tratamientos de este mago de la estética, en exclusiva.
Hérau da un enfoque atípico al cuidado del cutis. Para él, la piel es el álbum de la vida. “Es un vector táctil, lleno de informaciones escondidas a la vista, que hay que descifrar”.
No hace preguntas. No lo necesita. Sus manos leen el rostro con un gesto experto, firme y suave.
Y cada paciente, en cada momento, le inspira ungüentos a medida, en los que varían las dosis de activos vegetales y aceites que él mismo ha diseñado.
La presión tampoco es la misma (a mi me dio duro…). Como si tocara nuestra fibra sensible, después de cada sesión nos invade un sensación de bienestar.
¿De dónde sale este conocimiento de la piel? “Hace años, un médico incompetente me dejó cicatrices en el rostro, causándome un trauma en la adolescencia. Este episodio me marcó tan profundamente que sentí la necesidad de investigar cómo mejorar el aspecto cutáneo”.
Así, empezó desde niño a recoger flores, mezclarlas y macerar en agua al sol (como las flores de Bach, de las que no había oído hablar nunca); realizó prácticas en la unidad dermatológica de quemados graves en un hospital; trabajó para varias empresas de cosmética; y finalmente estudió biología en co-resonancia celular en la Universidad de Ginebra, y paralelamente se inició también en el reiki, convirtiéndose en un maestro.
Tras siete años de investigaciones, desarrolló «Way of Alchemy», un sistema (y una cosmética) que “despierta” la piel.
Su innovación está en el efecto estimulante de los ingredientes activos entre sí y, por otro, en la sinergia con las células de la piel.
Al terminar la sesión con él se siente un hormigueo en la piel, como si la recorriese una corriente galvánica. La (curiosa) sensación se mantiene durante varias horas, el “buen rollito” varios días y la luz de la piel, varias semanas. O eso espero, porque ahora viene la mala noticia: el precio del tratamiento es de…500€!
Hasta hoy, solo se podía disfrutar de esta magia en un espacio muy Zen, en plena avenue Montaigne (Paris), donde este gurú trata a la flor y nata de la ciudad. Pero ahora vendrá puntualmente a Tacha (las próximas fechas son 17, 18, 19 y 20 de Junio).
Para terminar os dejo (resumido), lo que Laetitia Casta ha escrito de él: “Su enfoque es verdaderamente único (…) Tras haber recorrido a lo largo de mi vida caminos y senderos diferentes, me gustan los encuentros de verdad y Hervé forma parte de ello. Su espiritualidad, su tacto…realmente dialoga con tu piel. (…) Con Hervé, siempre tengo la impresión de que nunca podré devolverle todo lo que da, porque él es amor puro y cada resquicio de mi piel, cada célula de mi cuerpo, lo aprecia y le está eternamente agradecido”.
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