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Blogs Tareas pendientes por Maria C. Orellana

¿Y por qué no?

Maria C. Orellanael

Cuando empecé este blog sobre el mundo laboral y la mujer me hice el firme propósito de no meterme en jardines, y más concretamente: no hablar de política ni de religión. Pero una reseña aparecida en la revista del avión, que hojeo a la vuelta de una dura semana de trabajo, me ha hecho incumplir mi propósito. Se trataba de la primera manifestación en el Vaticano, el mes pasado, a favor de que la Iglesia Católica ordene como sacerdotes también a las mujeres.

Me siento católica más allá de mis creencias (que no viene a cuento explicitar aquí) porque esta religión está arraigada en mi vida, en mi educación y en mis valores desde que nací. Y orgullosa. Por eso, nunca he entendido por qué las mujeres no pueden tener las mismas aspiraciones de evolución profesional dentro de la jerarquía clerical que los hombres.

¿Por qué no? ¿Porque los apóstoles que siguieron a Cristo hace dos mil años eran todos varones? Pues por las mismas, tampoco podrían ser ordenados sacerdotes los negros, los fumadores, los pelirrojos, los que miden dos metros de estatura, los indígenas americanos, los cojos, yo qué sé.

Sin ser socióloga, yo tengo una explicación simple a la cuestión de la discriminación femenina en el seno de la Iglesia Católica: y es que, al igual que muchas otras religiones, han sido pensadas y dirigidas a lo largo de los siglos por los hombres, durante todas las épocas pasadas de la historia en que la mujer estaba excluida de muchos ámbitos de la actividad social y laboral. Pero estaréis conmigo en que esto hace ya tiempo que ha cambiado en las sociedades desarrolladas.

Espero que esta iniciativa de la Women’s Ordination Conference sea imitada en todo el mundo y suponga una revolución efectiva en la anacrónica Iglesia Católica de nuestros días. Y como todo tiene un inicio, empecemos hablando de ello. Hoy. Todos.

 

Puedes seguirme en twitter @mariac_orellana

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