No es que lo de los letreros a pie de pantalla sea nuevo, pero últimamente se están convirtiendo en un género televisivo sin distinción de cadenas. Andando el tiempo, igual que la London Review of Books ha publicado un libro con la selección de sus contactos más pintorescos (‘Hombre calvo, bajo, gordo y feo, 53, busca mujer corta de vista con enorme apetito sexual’), lo mismo, digo, reunimos una cantidad de cartelitos digna de recordar. Por lo menos, un divertimento tipo las frase de Mejide (Risto Mejode según Buenafuente). Anoche, con la pierna a la altura del pecho (¿a éste tÃo dónde le han enseñado a sentarse?) le dijo a Ismael que se habÃa convertido en el primer hombre anuncio de OT, que cuando él salÃa la gente se iba a mear o cambiaba de canal. Pero a lo mÃo, a los cartelitos. El viernes, en Antena 3 (no me acuerdo exactamente dónde fue): ‘Esta tarde, en En antena, los padres de Mónica la virgen renegarán en directo de su propia hija’. No pude verlo pero supongo que lo anunciado no podÃa superar el anuncio mismo. Vamos a La Primera. Mientras emitÃan España Directo: ‘Después de España Directo, en el programa Gente, la última hora sobre Mayte ZaldÃvar’. Notición. Vamos, que no es precisamente la alerta de que las tropas alemanas están a punto de invadir Polonia. Los carteles ya casi se hacen invisibles. Igual que los Avances Informativos que La Primera ponÃa los últimos años cuando no habÃa que avanzar más que las rutinarias noticias del Telediario. El tercero tuvo lugar en ¿Dónde estás corazón?: ‘Estamos a la espera de un comunicado urgente de Isabel Pantoja a DEC. Les avanzamos que su contenido dará un vuelco a su relación con Julián Muñoz’. Bueno, este parece que tenÃa más sentido. En cualquier caso, las pantallas de las teles convencionales, entre los sms y los letreritos, parecen Bloomberg TV. Y algunos letreritos (esta semana gana el de los padres de Mónica la virgen) me dejan la boca tan abierta como la de Iker Jiménez. Es que me parto, el tÃo pone cara como de que lo que le está contando Carmen Porter (cosas de Satanás y asÃ) es la primera vez que lo oye, cuando él mismo, al cabo de un rato, prosigue con la historia (‘tan es asà que…’) porque la conoce perfectamente. Otra cosa. El sillón. ¿Por qué usa ese sillón de director de personal que le sobresale por encima del pelo? (y aquà me voy a callar).
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