Mientras el gran Julián Maeso se daba un baño de pasión toledanista en la sala Los Clásicos antes de emprender viaje (solo de ida) a Saturno, en El Pícaro serían unos treinta incondicionales los que esperaban la aparición de Jacobo Serra, algo increíble si tenemos en cuenta que el cantautor albaceteño lleva meses llenando locales y triunfando por toda España con su disco Don’t give up. Con una bufanda enlazada al cuello y su pinta de tipo normal, sin estridencias, nada más entonar la primera canción se hizo patente la afección en sus cuerdas vocales. Noche toledana al cuadrado pues para este joven artista al que la crítica compara nada menos que con Rufus Wainwright por ciertos giros en su voz. Porque qué es una noche toledana sino eso de llegar a actuar a Toledo, con las ganas que él tenía (“soy fan del Greco y de la ciudad donde convivieron judíos, árabes y cristianos”), y comprobar que el público está en otro lado, aplaudiendo al artista local, y que ni un solo cartel de su concierto cuelga de las paredes. ¿Pero quién ideó semejante programación de los conciertos, el mismo día, a la misma hora, en una ciudad como esta? De locos.
No obstante, como proclama el título de su disco, Jacobo Serra no se rindió, tampoco a la perra gripe, pese a tener que sonarse la nariz entre tema y tema con el pañuelo que guardaba en el bolsillo de sus vaqueros, y elegir el tono bajo de sus preciosas melodías que suenan ya a clásicas para dar la talla, que la dio. En unos días saldrá el videoclip que ha rodado en Nueva York, -“normalito”, lo definió el artista en conversación con ABC-, del tema What I was told, una historia de desarraigo, de abandono de las raíces, de viaje a tierras lejanas y la nostalgia de volver algún día, quizá el mejor tema del disco, donde destaca el punteo evocador del banjo y su voz de tenor templada en los clásicos. La soledad de Jacobo en El Pícaro fue un fuerte contraste con su éxito en la mítica sala Clamores, o en sus más recientes conciertos en Barcelona y Madrid junto a Marlango; o haber seducido a The Autumn Defense para abrir sus conciertos españoles.
Entre dolor de garganta y pañuelos, Jacobo Serra regaló a sus incondicionales toledanos la preciosa canción I fall in love too easily, de Chet Baker, demostrando que el artista lo es sin necesidad de nada más, solo o en compañía de una guitarra española, aunque haya que limpiarse la nariz ante el respetable para seguir cantando.