En su acepción 8 la palabra “todos” significa “la totalidad de los miembros de un conjunto” y en su significación 9 la palabra “parte” quiere decir “cada una de las personas o de los grupos de ellas que contienden discuten o dialogan”.
En el preámbulo de la Ley 29/2014, de 28 de noviembre, de Régimen del personal de la Guardia Civil, se dice textualmente que la Ley Orgánica 2/1986, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, desarrolló el mandato constitucional, señalando, además de sus misiones, que el régimen estatutario de la Guardia Civil, Instituto armado de naturaleza militar, será el establecido en dicha ley, en las normas que la desarrollan y en el ordenamiento militar”.
En el Título Preliminar de la Constitución, concretamente en el artículo 8, se determina el carácter nacional de las Fuerzas Armadas y su artículo 149.3 establece que el Estado tiene competencia exclusiva sobre “Defensa y Fuerzas Armadas”.
Con lo que antecede se quiere decir, vulgarmente hablando, que, lo mismo que la bandera, el ejército -y, por tanto, la Guardia Civil- es una institución de todos, de la ciudadanía en general a la que sirve. Es decir, por sí misma, y con sus símbolos, la Guardia Civil sirve a toda la ciudadanía. Y toda es toda.
Pues bien, con motivo del “día del orgullo”, desde la propia dirección de la Guardia Civil, se sustituyó el fondo verde, sobre el que están los símbolos que integran su insignia, por los colores de la bandera del movimiento LTGBI. Es verdad que en la esencia misma de la democracia está el respeto a las minorías. Pero una cosa es respetar todas las orientaciones sexuales y otra, muy distinta, permitir que una sola de ellas, que en cuanto tal ya es una parte que pertenece al todo “orientaciones sexuales” y está representada en el mismo, se apropie de ese todo y lo haga suyo, lo particularice.
Utilizar la bandera LTGBI en lugar del fondo verde del emblema de la parte Guardia Civil no solo es una modificación ilícita del símbolo oficial de un cuerpo militar. Es también una apropiación improcedente que hace para sí una parte del todo que es la generalidad de la ciudadanía. Más allá de que esté o no legalmente expresamente prohibida la conducta de la dirección de la Guardia Civil, lo determinante es que lo que es “de todos los miembros del conjunto denominado españoles” no puede ser sustraído para su uso por una parte de la ciudadanía.
Y eso no tiene nada que ver con el movimiento concreto que se ha apropiado de los elementos de la insignia de la Guardia Civil: no lo puede hacer nadie y en este nadie están todos y cada uno de los movimientos singulares. Nadie tiene ningún privilegio al respecto.
Sociedad José Manuel Otero Lastresel