En la manifestación que tuvo lugar ayer en Madrid con motivo del día de la Mujer trabajadora, se produjeron unos sucesos sobre los que no se debe guardar silencio. Para que el lector pueda tener una idea pormenorizada de los graves acontecimientos le recomiendo el esclarecedor y ponderado artículo que escribe hoy en el ESPAÑOL la dirigente de C,s y Consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, la escritora Marta Rivera de la Cruz, titulado “Mujeres contra mujeres”.
En su artículo, Marta Rivera escribe textualmente: “Había adolescentes airadas, algunas abuelas, mucha mujer de edad mediana: todas nos exigían abandonar un sitio que creían que les pertenecía: “Fuera de nuestras calles”, “fuera de nuestra manifestación”. La verdad es que, para ser de izquierdas, la grey que soltaba alaridos tiene un curioso sentido patrimonial de las cosas y los espacios. Ayer, una vez más, nos echaron de la manifestación del Día Internacional de la Mujer. Una manada más bien cafre, que vomitaba odio y se ponía cada vez más violenta, tanto que la Policía Nacional nos dijo que “no podía garantizar nuestra seguridad”.
Un poco más adelante Rivera señala “Cuando acabo de redactar estas líneas, ninguna de esas mujeres que dan lecciones de sororidad (Calvo, Montero, Rosell y cía.) habían criticado la violencia a la que nos vimos sometidas las representantes de Ciudadanos. Porque para ellas no somos sus hermanas. Somos sus enemigas, y nos tienen enfiladas porque no se les oculta que sabemos perfectamente de qué pie cojean.”. Y concluye “Saben que peleamos por lo mismo que ellas, sólo que desde posturas sensatas y bien fundadas: las de mujeres que se han ganado la vida antes de entrar en política. Que saben lo que es defender la igualdad más allá de la pancarta, la consigna y el berrido”.
A mi juicio, tiene toda la razón Marta Rivera al quejarse del silencio de algunas mujeres relevantes de otros partidos políticos que dicen defender el feminismo. Además de las razones que aduce Marta Rivera para fundamentar su postura crítica con las indicadas políticas, creo que hay una muy evidente y es que las Calvo, Montero, Rosell y cía, que menciona Rivera, aunque presumen de feministas, son antes partidistas que feministas.
En efecto, son partidistas porque muestran partidismo; esto es: adhesión o sometimiento a las opiniones de un partido con preferencia a los intereses generales (Diccionario de la RAE). Y lo son porque anteponen su partido (PSOE y UNIDAS PODEMOS) a la causa misma que dicen defender, el feminismo: movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes de la igualdad de derechos entre la mujer y el hombre (Diccionario de la RAE).
Y es que bien miradas las cosas, solo pueden ser verdaderas feministas las que defienden los postulados del citado movimiento por encima de razones excluyentes de tipo ideológico, económico y social. Porque las que anteponen esas razones excluyentes al feminismo son “partidistas” que se apropian del feminismo, como de otras banderas, más por razones de “tacticismo” político que por verdadera convicción sobre el ideario del movimiento.
Política José Manuel Otero Lastresel