Como seguramente sabrán, estamos en la pre campaña de las elecciones autonómicas gallegas y vascas. Como consecuencia de ello, los líderes nacionales empiezan a visitar esos territorios con el fin de mostrar su apoyo a los candidatos locales. Este fin de semana Pedro Sánchez acudió a Vitoria para apoyar a la candidata del PSE a lendakari, Idoia Mendia. Pues bien, en el mitin celebrado con sus correligionarios acusó abiertamente a la derecha y a los medios de comunicación conservadores de “crispar” a la sociedad cada vez que pierden las elecciones. Y tras decir que a esa política hace oídos sordos, añadió: “Que hagan lo que quieran. Si quieren crispar, que crispen. Si quieren gritar, que griten. Si quieren insultar, que insulten”.
No es frecuente ver a Sánchez perdiendo los papeles. Pero si analizamos bien sus palabras, tengo la impresión de que actuó con falso testimonio, empleando esta expresión en su primera acepción en el Diccionario de la RAE “falsa atribución de una culpa”. Es decir, atribuyó la culpa de “su crispación” a la “derecha perdedora” y a los medios de comunicación conservadores, cuando lo que parece cierto es que la verdadera causa de su irritación es doble: el entrometimiento constante de su socio de gobierno, Unidas Podemos, que, contra todo pronóstico, le está comiendo terreno político y, sobre todo, el exasperante chantaje al que está sometido por parte de ERC y sus socios de investidura. Esta acción de gobierno que él eligió es una fuente constante de tensiones y de cesiones que bordean la Constitución y las leyes, lo cual tiene que ser una fuente indiscutible de crispación. Pero, como no puede decir las motivos que le causan la frustración acude al falso testimonio y atribuye falsamente la culpa a la derecha y a los medios conservadores, cuando sólo él es el responsable de sus alianzas.
Y es que la labor de la oposición que hace la derecha perdedora de las elecciones es la que tiene que ser: oponerse críticamente al gobierno y hacer, como alternativas, propuestas constructivas. Y los medios que él llama conservadores tienen que hacer lo mismo: valorar críticamente la acción del gobierno. ¿Qué es lo que esperaba,entonces, Sánchez? ¿Gobernar con el aplauso ensordecedor de los suyos que tiene a nómina y que guardaran silencio la oposición y los medios? ¿No se habrá confundido de régimen? ¿Es que no se ha dado cuenta de que todavía estamos en un país democrático y no en un país totalitario con culto al líder?
Política José Manuel Otero Lastresel