No sé a ustedes pero a mi me da la impresión de que tenemos un presidente del gobierno que anda a escondidas. Lo digo porque las últimas elecciones generales se celebraron el pasado 28 de abril y a día de hoy ni siquiera se ha convocado la sesión de investidura. Y claro, Pedro Sánchez está en la mejor de las situaciones posibles: actuando de presidente con todas las ventajas inherentes al cargo, pero sin ninguno de los inconvenientes.
De momento, no se ha sometido a la sesión de investidura y no ha pasado por el trance de saber si cuenta o no con la confianza del Congreso de los Diputados. Parece que ha hablado con quien más se lo urgió: el mendigo de puestos en el Consejo de Ministros. Y en la formación de algún gobierno autonómico ha tomado la decisión imprescindible para contar con lo votos del PNV y la abstención de los diputados de EH-Bildu. A los demás los tiene enredados. Intenta convencer al PP y a C,S para que se abstengan y no hagan que tenga que echarse en los brazos de los golpistas y filo-terroristas.
Pero mientras no se agoten los plazos para la investidura está disfrutando como nunca. No tiene que ir a dar la cara al Congreso, las reuniones de los viernes son de un Consejo de Ministros en funciones, cuya capacidad de decisión es muy limitada, y acude a Europa como si fuera un presidente del gobierno investido cuando solo es el aspirante a serlo. Y también en Europa paladea las mieles del cargo: pasa por ser el presidente social demócrata con más escaños cuando todavía no ha sido investido por el Congreso ni ha tomado posesión de su cargo. Va por Europa tan sobrado y es tan poco prudente que nunca tan poco (123 escaños y sin investidura) ha dado para tanto: hasta admite que lo incluyan en el eje Franco-Español que ha tomado las riendas para la “reconstrucción de Europa”.
Por todo lo que antecede, se puede decir que la vida del “llamado a ser” Presidente es tan dulce que no desea salir de su sueño. Parece desear que dure lo más posible y disfrutar de las prebendas de la Presidencia del Gobierno sin pasar por el calvario inherente al cargo. Así, si ya lleva unas horas viajando en el tedioso AVE a Granada, pues llama al Falcon, a su querido Falcon, para que lo traiga rápidamente a casa para seguir con el duro trabajo de “presidente en funciones”. ¡A ver si ahora, además de todas las prendas que lo adornan, resulta que nos ha salido vago!
Política José Manuel Otero Lastresel