Tal vez porque se está corriendo el Tour o simplemente porque son aficionados al ciclismo, lo cierto es que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias están haciendo la goma. Como los enterados sabrán, en el ciclismo se habla de “hacer la goma” cuando entre los ciclistas que corren agrupados uno de ellos pierde voluntariamente la conexión con el grupo haciendo parecer que no puede resistir su marcha y al poco tiempo vuelve a enlazar con ellos, y actúa así durante un par de veces hasta que logra reintegrarse de manera estable. La finalidad de esta táctica ciclista es hacer creer a los rivales que está sin fuerzas para que engañados por esta añagaza alguno de ellos lance algún ataque al que responderá finalmente el ciclista que hacía la goma.
Pues bien, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que están supuestamente pedaleando en grupo en las negociaciones para la investidura del primero, se van descolgando y reintegrando sucesivamente a la negociación para engañar al otro. Pablo pide un gobierno de coalición y Pedro le dice que sí, pero que no es coalición, sino cooperación, aceptando que Pablo nombre ministros que sean personas de prestigio independientes. Y entonces Pablo se descuelga y da por rotas las conversaciones.
Pero entonces Pedro dice que la dificultad era que Pablo le había pedido ser él vicepresidente y tres ministerios más. Y manifiesta públicamente que él no puede tener como vicepresidente a una persona, como Pablo, que es partidario del derecho de autodeterminación, por tanto, del referéndum y de los lazos amarillos.
Y entonces sale Pablo y se descuelga diciendo que si el obstáculo es él, que se retira. Momento en el cual, del entorno de Pedro, vuelven a surgir voces en el sentido de que la coalición es posible y los ministros de Podemos también.
Pero cuando parecía que todo estaba tranquilo, Pablo vuelve a descolgarse y reclama, no tres, sino cinco ministerios y que su pareja y número dos, la Montero, y el Echenique entren en el Gobierno.
Ahora le toca a Pedro Sánchez. Todavía no se ha desintegrado definitivamente el grupo, pero tengo para mí que saldrá alguien de su entorno para decir que eso es un abuso, que cinco son muchos ministros y que nadie, absolutamente nadie, puede inmiscuirse en la libertad de Pedro para formar gobierno.
No sé como acabarán las cosas, pero es difícil no estar harto ya de tanto “postureo” y tomadura de pelo. España se merece otra cosa. ¿Sería mucho pedir otros gobernantes?
Política José Manuel Otero Lastresel