Remedando a un gran jurista alemán, la “democracia” es un “juguete que la traviesa hada madrina ha colocado en la cuna de la Ciencia Política para martirio de los ciudadanos”. Y es que la palabra “democracia”, según el Diccionario de la RAE, tiene cinco acepciones gramaticales diferentes y se le reconocen hasta ocho calificativos distintos: burguesa, censitaria, cristiana, directa, liberal, orgánica, popular, y representativa.
Por eso, todo el mundo puede hablar de democracia, aunque no todos lo hagan con el rigor necesario ya que la usan en un sentido aparente cuando al que realmente se refieren es a otro. En nuestra realidad política, se ven, casi a diario, múltiples ejemplos de este uso enmascarado de la expresión democracia.
Por ejemplo, ayer en Valencia, tras apoyar la formación filo etarra EH Bildu los presupuestos del año 2021 el ministro José Luis Ábalos afirmó: “¿Podemos aceptar que una fuerza esté en el Parlamento pero no normalizar su actuación? Es incomprensible. Tenemos que valorarlo porque quien ha ganado es la democracia”. Pero a qué “democracia” se refería el ministro?
Parece que empleó esta expresión en su tercera significación; esto es: “3. Doctrina política según la cual la soberanía reside en el pueblo, que ejerce el poder directamente o por medio de representantes”. Y se refirió la utilizó a la democracia calificada como “democracia liberal”: democracia que, basada en el reconocimiento de los derechos individuales, se ejerce a través de los representantes políticos de los ciudadanos”; o como “democracia representativa” “democracia que se ejerce a través de representantes surgidos de elecciones libres y periódicas”. Con lo cual, el ministro Ábalos se inscribe en la línea, denunciada por el Profesor Blanco Valdés, de que las fuerzas políticas por el hecho de ser votadas por el pueblo resultarían blanqueadas con el calificativo de democráticas.
Sin embargo, después de hacerse público que la indicada fuerza filo-etarra iba a apoyar los presupuestos del año 2021, el diputado de EH Bildu Oskar Matute señaló «Hoy no acaba nada, hoy recién empieza todo». Y ¿qué es ese todo que acaba de comenzar? Lo aclaró en el último pleno del Parlamento vasco, Arkaitz Rodríguez, el cual afirmó que “si están en Madrid es para «tumbar definitivamente el régimen». Palabras que hay que interpretar referidas al Estado social y democrático de Derecho instituido por la Constitución de 1978.
A la vista de lo que antecede, la pregunta surge por sí sola: ¿cómo es posible que un ministro del Gobierno considere “un triunfo de la democracia” que vote a favor de los presupuestos una formación política que viene a Madrid, según sus propias palabras a “tumbar definitivamente” el Estado social y democrático de Derecho instituido por la Constitución de 1978?
Lo anterior no se entiende, salvo que se advierta a la ciudadanía que la democracia de la que habla EH Bildu es una “democracia” radicalmente distinta a la instaurada por la Constitución española de 1978. Y es que su democracia es una democracia popular: “Sistema de gobierno de los regímenes políticos de inspiración marxista”.
Política José Manuel Otero Lastresel