Fue Ortega y Gasset el que denunció un vicio que tenían los viejos predicadores que podía describirse así. Se inventaban un maniqueo, ponían en su boca un argumento muy fácil de rebatir y luego se regodeaban refutándolo.
Algo parecido acaban de hacer dos ministras del Gobierno de Sánchez con respecto a unas declaraciones del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.
En efecto, refiriéndose exclusivamente a las elecciones sudamericanas (las últimas las que llevaron al poder al boliviano Luis Arce y al peruano Pedro Castillo, aunque no los mencionaba expresamente) el Nobel condenó lo que considera el triunfo de dictaduras en Latinoamérica que atribuye a que algunos países no han votado bien y lo están pagado “muy caro”. Es decir, valoró solamente el sentido del voto, no la libertad de votar, y lamentó que en esos países se hubiera votado a dictadores.
Estas palabras han sido tergiversadas por las ministras comunistas Yolanda Díaz e Irene Montero. La primera escribió: “Algunas personas con mucho renombre (le faltó la valentía de decir que se refería a Vargas Llosa) no han entendido en el siglo XXI que el voto de una trabajadora vale igual que el de un ‘señoro’ que es premio Nobel. Tienen dudas sobre el derecho a votar y todos los votos son buenos, voten lo que voten”. E Irene Montero, declaró: “Un señor como Vargas Llosa con toda su lucidez… dice que la democracia es votar bien. No, mire, democracia es que votemos todos y todas (le faltó el voto de “todes”) democracia es que decidamos todos y todas (y todes), no lo que usted nos diga”.
Dos ejemplos claros de “políticas predicadoras maniqueas”: si se escucha íntegramente el pasaje en el que Vargas Llosa habla de las elecciones, se comprueba que se refiere al “resultado” del voto, por supuesto emitido con libertad, y sostiene que algunos latinoamericanos (los bolivianos y los peruanos) votaron con libertad, pero votaron mal y a su juicio lo pagarán muy caro.
Creo que a nadie bienintencionado se le escapa que una cosa es tener libertad para votar y otra diferente el sentido del voto. A las ministras les parecerá mejor el voto a las dictaduras comunistas, y a Vargas Llosa mejor a los que respetan las libertades constitucionales. Yo en esto opino como el premio Nobel.
Política José Manuel Otero Lastresel