Hace unos días me llegó por internet una especie de cartel electoral que se titulaba “ESTOY FELIZ COMO UNA PERDIZ! No tengo modo de atribuir a nadie su autoría, así que me voy a limitar a comentarlo. Se ve a Pedro Sánchez sentado en un banco apoyado en el respaldo de la esquina de una pared, pintado todo de blanco. Él tiene apoyada la pierna izquierda en el suelo, la derecha sobre el banco y sus manos enlazadas sobre la rodilla de la pierna derecha. Esboza una franca sonrisa que denota felicidad.
En la pared, en letras mayúsculas y tras el citado título “ESTOY FELIZ COMO UNA PERDIZ”, aparecen una debajo de la otra las siguientes frases todas en letras moradas: “Os miento y me votas”, “Cuento mal los fallecidos y me votas”, “No te hago test y me votas”, “Te encierro en casa y me votas”, “Pacto con Bildu-ETA y me votas”, “Desmonto la guardia civil y me votas”, y “mañana te llevo al paro y me votas”. Un poco más abajo y con una pequeña separación se dice. “Este es mi programa y tu encantado”. En caracteres tipográficos mas grades pone NO TE OLVIDES. Y al final con una mano en amarillo con el dedo índice extendido se ve la Rosa y el Puño Socialista y la siguiente exhortación: ¡Vótame de nuevo!
La lectura de este cartel seguro que provoca posiciones encontradas. Habrá quienes piensen que todas son mentiras urdidas por el famoso “trifachito”, porque la derecha no sabe perder y le vale todo para desalojar a Sánchez del poder. Y también serán muchos los que piensen no solo que todo es verdad, sino que se han quedado cortos, al no mencionar episodios como el del plagio de la tesis doctoral, el llamado “Delcygate”, el despilfarro en la compra por sociedades fantasmas de material sanitario inservible para protegerse contra el coronavirus, etc.
El recurso a estas tretas electorales es relativamente reciente y se enmarca en el clima de crispación en el que se desenvuelven los partidos políticos. Es probable que “el todo vale” empezara con el video del doberman que publicó el PSOE contra el PP en las elecciones de 1996 y se ha venido manteniendo, desde entonces hasta hoy ante, ante el asombro e incredulidad de la ciudadanía que entiende que haya lucha por el poder, pero sin que se deban sobrepasar los límites de la buena fe y las buenas costumbres.
Lo más me interesa es cómo habría que calificar a una sociedad que hubiera hecho lo que en citado cartel electoral pone en la boca del presidente Sánchez. Dicho de otro modo: si fueran ciertos todos y cada uno de las afirmaciones que figuran en el mencionado cartel electoral, ¿qué juicio merecería un electorado que hubiese reaccionado votando a Sánchez?
Hasta ahora las encuestas electorales, sobre todo los barómetros del CIS, parecen corroborar que la gestión de Sánchez y del actual PSOE no ha tenido repercusiones negativas desde la perspectiva electoral. Es decir, apenas se ha gastado nada más y nada menos que con la gestión de la pandemia del coronavirus. De ser cierto, como parece, lo que se dice en el cartel, la porción mayoritaria de la ciudadanía seguiría apoyando a Sánchez.
Pues bien, como tal conducta es difícil de entender democráticamente, las explicaciones podrían residir en alguna, algunas, o todas, de las siguientes causas, que enuncio desordenadamente: el PSOE tiene bula porque ha sabido transmitir a la sociedad española que es el partido que mejor atiende las necesidades de los desfavorecidos; porque desde que está Sánchez en el poder ha hecho una campaña de imagen muy positiva anunciando importantes partidas de gasto en la política social; porque el pueblo considera a los del PSOE de los suyos, y como la corrupción alcanza a todos los partidos, los votan a ellos y no a los otros; porque la sociedad se ha infantilizado, cada vez tiene menos preparación, y con la soberbia de la incultura vota con el corazón y no con la cabeza; porque el pecado de España es la envidia con grandes dosis de rencor y los envidiosos-rencorosos dan contra los que tienen más y se ponen del lado de los que tienen menos que son los socialistas.
Política José Manuel Otero Lastresel