Es evidente que a los secesionistas catalanes no les interesan la Constitución y las leyes que representan la voluntad del pueblo español, sino solo proseguir, hasta que puedan, su proceso de secesión, manteniendo alta la moral de sus menguantes huestes, aunque sea a costa de faltar intencionadamente a la verdad.
Y es que, tras admitir a trámite el Tribunal Constitucional el recurso presentado por el Gobierno contra la reforma del reglamento del Parlament de Cataluña de la lectura única con la consiguiente suspensión cautelar de sus efectos, Jordi Turull ha comparecido públicamente para decir: que el recurso es una “indecencia”; que hace saltar por los aires el principio de igualdad ante la ley porque otros parlamentos prevén la lectura única; que el TC es el brazo ejecutor del Gobierno central; y que podría tener su sede en la Moncloa.
Pues mire, señor Turull, a este ciudadano del montón lo que le parece una “indecencia” (dicho o hecho vituperable o vergonzoso) no es que el Gobierno central defienda la Constitución apoyándose en un dictamen previo del Consejo de Estado, sino que el gobierno de una autonomía, que es una parte de la Administración del Estado español, cometa tan alta traición como desafiar a España intentando la declaración ilegal de independencia.
Lo que a este ciudadano del montón le sorprende es que un miembro del gobierno de la Generalitat confunda dolosamente al pueblo diciendo que se ha infringido el principio constitucional de igualdad ante la Ley sabiendo que existe una diferencia esencial entre Cataluña y las autonomías que posean el procedimiento de lectura única, a saber: que ninguna otra autonomía está desafiando a España con un proceso de secesión.
Lo que a este ciudadano del montón le sorprende es que, siguiendo al pie de la letra el refrán de “cree el ladrón que todos son de su condición”, los secesionistas crean que el gobierno central puede manejar a su antojo el TC como si no existiera la separación de poderes (¿existe en Cataluña?)
Finalmente, lo que le sorprende a este ciudadano del montón es que con la que están liando los secesionistas se permita a alguien de su nivel institucional hacer chistes tan malos como el de que la sede del TC podría estar en La Moncloa.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel