No creo equivocarme al afirmar que muchos españoles asistimos atónitos a los mensajes que nos llegan desde el PSOE sobre la conducta que deben seguir sus diputados electos a la hora de optar por las previsibles propuestas para la investidura del próximo presidente del Gobierno de la Nación.
Desde la dirección nacional del partido socialista, Pedro Sánchez y algún otro miembro de la ejecutiva del partido, insisten en las dos siguientes afirmaciones. La primera es que van a oponerse a la investidura de Mariano Rajoy y, aunque de modo menos tajante, a la de cualquier otro candidato del PP. Y la segunda es que si el PP no logra formar gobierno, lo intentará Pedro Sánchez tratando de pactar con el resto de los partidos en una repetición de la reciente solución portuguesa.
En cambio, los presidentes de las comunidades autónomas de Andalucía, Asturias, Castilla-La Mancha y Extremadura (Susana Díaz, Javier Fernández, Emiliano García Page y Guillermo Fernández Vara) se muestran firmemente opuestos a formar gobierno a cualquier precio, rechazando en consecuencia ese pacto con casi todos los demás partidos incluidos los independentistas, al tiempo que no descartan como mal menor propugnar la abstención del PSOE para que el PP pueda lograr la investidura en segunda vuelta.
Si estas dos opciones que se advierten en el seno del PSOE son sinceras y no responden a una estrategia teatral de sus aspiraciones por el poder, las cosas se presentan más claras de lo que parece. Y ello porque, como vamos a ver, la línea de los citados barones del PSOE opuesta a las aspiraciones puramente personales y ambiciosas Pedro Sánchez el Empecinado tiene verdaderamente en sus manos hacer que se convierta en realidad su propuesta.
Obsérvese, en efecto, que de los 90 diputados que obtuvo el PSOE, 36 corresponden a Andalucía, Asturias, Castilla-La Mancha y Extremadura, a saber, respectivamente, 22, 2, 7 y 5. Pues bien, si existiese la amenaza cierta de que el Empecinado Sánchez pudiera intentar la aventura de obtener la investidura apoyado por Podemos y los independentistas, a los mencionados barones del PSOE les bastaría con convenir con los diputados de sus respectivas comunidades autónomas la abstención en la segunda vuelta de la investidura de Mariano Rajoy.
De ser esto así, con los 123 votos afirmativos del PP, las abstenciones de los 40 diputados de CIUDADANOS y las de los 36 diputados del PSOE de Andalucía, Asturias, Castilla-La Mancha y Extremadura, se lograrían 123 votos a favor y 76 abstenciones, lo que en su conjunto arrojaría una cifra de 199 diputados que habilitarían la investidura de Mariano Rajoy en segunda vuelta.
Habrá quien diga que la postura de esos 36 diputados del PSOE podría ser en ese caso una especie de traición al partido. Pero en la caso que hubiera que plantearse esa opción creo que la pregunta que habría que hacerse sería esta otra: ¿cuál de las dos posiciones supone mayor traición a los intereses generales de España? Respóndanse ustedes mismos.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel