Dedico este Post a mi primo Clemente por lo mucho que ama al cine.
Seguramente, algunos de ustedes recordarán que hace unos meses relaté en este blog cuánto había disfrutado asistiendo en el Auditorio de Madrid a una sesión de canciones de los Beatles convertidas en piezas sinfónicas. La misma entidad organizadora, la Fundación Excelentia, convocó a otra sesión, que se celebró ayer, en la que la Orquesta Clásica Santa Cecilia, junto con la London&Vienna Kammerorchester, interpretaron música de películas, agrupada bajo el título “Cita con el mejor cine”.
Si en la ocasión anterior me lo pase muy bien, en la de ayer no sentí un goce menos intenso. Gracias a la sabia dirección del alicantino Oscar Navarro y a la brillantez de algunos de sus mejores intérpretes, además de sentir mi espíritu abrazado por las notas que subían hacia el techo del auditorio, caí en la cuenta de lo importante que es la música para el cine.
Por lo general, cuando vemos una película estamos tan entregados a la proyección del film que solo en ocasiones muy excepcionales reparamos en el maravilloso complemento que supone la música. La selección la música de las películas fue muy acertada. Es posible que se pudieran añadir otras, pero de las que interpretaron no sobraba ninguna. Aunque he de decir que hubo algunas que me gustaron más que otras. No por el modo en que las interpretaron los brillantes músicos, sino por la melodía misma que escuchaba todo mi ser.
De entre las composiciones que tocó la orquesta, me gustaron especialmente, entre las melódicas, “la Lista de Schindler”, “Bailando con Lobos”, “La Misión” (con una interpretación de Oboe sobresaliente), “Carros de fuego”, “El último mohicano”, y “Memorias de África”.
Pero sobre todas ellas –y es por lo que me gusta la película”- “Cinema Paradiso”. Cuando escuché esta composición, le agradecí a Ennio Morricone que hubiese compuesto tan brillante melodía para acompañar tan excelente película. Y mientras disfrutaba oyéndola reparé en que aquella música estaba a la altura del film de Giuseppe Tornatore. Más aún: la banda sonora tenía vida por sí misma. Pienso en que si no hubiera sido compuesta para dicha película sería una composición tan maravillosa que nos deleitaríamos sumamente con su sola audición.
Entre la música de las películas de acción que se interpretaron, me encantaron “Misión imposible”, “Indiana Jones” y “Piratas del Caribe”. Mientras escuchaba las bandas sonoras de las películas de acción, pensé en lo mucho que le aportaban a los filmes que musicalizaban. Algunas acciones llegan a impresionar con más intensidad a los espectadores precisamente gracias a los compases musicales que las acompañan.
A todo lo que antecede solo me resta añadir que algunas de estas bandas sonoras, junto con las de otras películas ya filmadas o todavía por hacer, no me extrañaría que se conviertan en una parte de la música imperecedera que nos dejen los siglos XX y XXI.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel