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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

Los pillos Sánchez y Torra creen que pueden engañarnos

José Manuel Otero Lastresel

No creo exagerar un ápice si digo que la política actual está llegando a unos niveles que son más propios de políticos rufianes que de hombres serios, sin doblez, burla, engaño, o disimulo. Me refiero especialmente a Pedro Sánchez y a Torra, que se traen entre manos unos enjuagues que, dada su particular auto complacencia a ellos mismos les parecerán sofisticados, pero que para los demás son tan burdos que no engañan ni a los más estultos.

Como saben, Torra la entregó a Sánchez 21 puntos  que constituían las bases para un pacto de Estado entre el Gobierno de España y el de la Generalitat. Sánchez trató de mantenerlos en secreto, pero como no sabía bien el pelaje del sujeto con el que había pactado, no cayó en la cuenta de que Torra los revelaría en la primera ocasión que le viniese bien.

Y no tardó en suceder. Torra entregó los 21 puntos en diciembre y como ahora el Gobierno de la Nación se resistía a iniciar los movimientos para el Pacto, Torra hizo publico los 21 puntos para forzar a Sánchez a hacer algún gesto que le permitiera a él apoyar los presupuestos. En efecto, fue anunciar ERC la presentación de una enmienda a la totalidad del proyecto de Presupuestos, para que el Gobierno moviera el culo para ofrecer de inmediato la correspondiente contrapartida. El punto elegido al efecto fue el  3 (“Es necesaria una mediación internacional que ha de facilitar una negociación en igualdad”), y el Gobierno de España movió ficha accediendo a nombrar un “relator” que “defienda el diálogo entre España y Cataluña”.

Relator significa “persona que en un congreso o asamblea, hace relación de los asuntos tratados, así como de las deliberaciones y acuerdos correspondientes”. La figura ideada y la palabra elegida para designarla presentan perfiles tan borrosos que la vicepresidente del Gobierno ha tenido que salir inmediatamente a precisarla en el programa de Alsina en Ondacero: “no es un mediador o un observador internacional” –ha dicho-,  sino una persona de Cataluña,  que “ayudará en la organización del trabajo”, porque “la situación allí  es lo suficientemente compleja “ que alguien tiene que ayudar “conociendo la realidad”.

Sea lo que fuere esa esperpéntica figura, lo cierto es que Sánchez pretende dar por cumplido el reseñado punto 3 de las 21 bases. Es verdad que Sánchez no puede conceder a Torra exactamente lo pedido por él, pero le da un sucedáneo: el pillo Torra pide café y el pillo Sánchez le da achicoria. Lo que pase a partir de ahí y si se considera cumplido el citado punto 3 es cosa de ellos. Pero en cualquier caso el asunto revela hasta qué punto Pedro Sánchez está poniendo en juego la dignidad de España al ceder una y otra vez ante unos golpistas contra los que se ha abierto juicio oral por rebelión, sedición y malversación de fondos públicos.

El deterioro personal de Sánchez, que consienten en calidad de cómplices los actuales dirigentes del PSOE, es tan intenso y severo que, como dure más la legislatura y se sigan conociendo los trapicheos que tiene pactados con sus socios de investidura para “vender” a plazos la unidad de España, el batacazo electoral de Sánchez y el PSOE no tendrá precedentes. Y es que si hay algo que tiene claro la gran mayoría del pueblo español es la indisoluble unidad de la Nación española, patria común en indivisible de todos los españoles.

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