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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

Liderazgo y credibilidad

José Manuel Otero Lastresel

Estamos entrando en la Semana Santa, un lapso entre domingos, uno llamado de Ramos y el otro de Resurrección, que hace memoria de la pasión de un judío de Galilea que, como sintetizó Javier Gomá (ABC 24-12-2013) protagonizó tres hechos: “superejemplaridad, divinización y propagación universal de su culto”.

Entre los ciudadanos del montón, y según sea su grado de creencia, habrá quienes vivan estos días religiosamente, otros con total indiferencia y no pocos con una moderada tibieza. Pero a poco que se medite sin prevención, con objetividad, y desde una perspectiva puramente laica, en el acontecimiento conmemorado, uno no puede menos que reconocer que su protagonista reunía dos condiciones que hoy no se ven ni siquiera entre los seres humanos vivos más admirados. Me refiero a la capacidad de liderazgo y a la credibilidad.

No creo equivocarme si digo que solo la irracionalidad y el capricho impiden ver en Cristo un verdadero líder en el sentido más integral de la palabra. Elaboró y predicó un ideario sobre el modo de vivir y vivió siendo absolutamente fiel a ese credo. Fue un verdadero ejemplo de congruencia. Lo relevante de su figura es, en lenguaje moderno, que es el creador del “programa” y el paradigma de existencia vivida sin separarse un ápice del mismo.

La lógica consecuencia de lo que antecede es la credibilidad. Se podrá estar de acuerdo o no con su doctrina, pero no se le podrá hacer en modo alguno el reproche de que su ejemplo no merece ser creído. En lo que ha trascendido de su existencia no hay ni un resquicio por el que salga actuación alguna que denote la más mínima inconsecuencia.

La explicación de todo ello es sencilla para los que crean en su divinidad. Pero para los no creyentes no es nada fácil encontrar otro ser humano de esta dimensión. No se trata de comparar su figura con la de los líderes de otras religiones, sino de dedicar unos minutos esta semana a valorar su legado de liderazgo y credibilidad.

Y no puedo finalizar sin escribir algo que no deja de rondarme por la cabeza: la historia cuenta que murió en la cruz por todo el género humano. Incluso por quienes ni se lo pidieron ni jamás lo harían. Me parece que solo la mezquindaz puede impedir dejar pública muestra, como poco, de gratitud.

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