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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

La pacienzuda España y la caradura de los sediciosos

José Manuel Otero Lastresel

Como es sabido, Job es el paradigma de la paciencia porque fue sometido por el diablo a numerosas adversidades (enfermedades, arruinarse, repudio de su mujer y fallecimiento de sus hijos), a pesar de lo cual no dejó de alabar al Señor. Espero no faltar al debido respeto a las Sagradas Escrituras si digo que no estoy muy seguro de que Job pudiera soportar la tabarra de los secesionistas y la calamitosa actuación política del “govern” hasta su reciente cese por el gobierno de la Nación en aplicación del artículo 155 CE.

En efecto, como todos ustedes saben, tras un largo, tedioso e ilegal proceso manejado por el “govern”, el Parlament de Cataluña aprobó el pasado 27 de octubre, mediante voto secreto depositado en urna, la declaración unilateral de independencia con el fin de “constituir una república catalana como un Estado independiente”, dando con ello el paso definitivo en su actuación sediciosa que provocó la inmediata aplicación del indicado artículo 155.

Pues bien, la caradura de los sediciosos es tal que, mientras estaba en marcha ese “procés”, la Comunidad Autónoma de Cataluña recibió del FLA (Fondo de Liquidez Autonómica) nada más y nada menos que 1.970 millones de euros, que representan el 31,7% del total para el cuarto trimestre, y que elevan la cuantía anual recibida por dicha Comunidad a la mareante cifra de 7.275 millones de euros.

Habrá quien piense –sobre todo si es independentista- que eso es devolver a Cataluña parte de lo que le “roba” España. Pero eso no es cierto. Estamos hablando de financiación de la propia deuda de Cataluña. Y es que el desafío independentista de Cataluña no solo ha llevado a la región a “bono basura,” sino que también ha cerrado sus vías de financiación, hasta el punto de que tiene problemas incluso para refinanciar su deuda de corto plazo. Por eso, la única salida que le ha quedado a la Generalitat cuando los bancos le cortaron las vías de financiación fue recurrir a la liquidez extraordinaria del Estado. Los miles de millones de euros que utilizó del (FLA) para pagar vencimientos de su deuda tanto de corto como de largo plazo.

No tengo duda alguna de que los líderes del “procés” conocen la Constitución y de que, por tanto, saben perfectamente que la soberanía nacional reside en el pueblo español. No ignoran tampoco que Cataluña, siendo una nacionalidad histórica, no es más que una comunidad autónoma que junto con las dieciséis restantes constituyen los entes territoriales que conforman nuestro Estado. Y son conscientes asimismo de que si pueden hacer cualquier planteamiento político y hasta peticiones de ayuda económica en nombre de Cataluña es única y exclusivamente por la legitimidad les viene de la Constitución. Dicho de otro modo, Puigdemont podía hablar en nombre de Cataluña –aunque solo gobernara para los independentistas- porque hasta su cese era el presidente de esta comunidad autónoma, elegido de acuerdo con el procedimiento electoral que hunde sus raíces en nuestra Carta Magna.

Si lo que antecede es así, ¿por qué este ciudadano español -sin que importe lo que se sienta, porque es, aunque no lo desee, español- nos da tanto la vara al resto de los sufridos españoles? ¿Hay alguna razón, como no sea un extraordinario ejercicio de paciencia, para que los demás tengamos que aguantar una y otra vez sus planteamientos ilusorios y sus amagos táctico-económicos de secesionismo?

Los secesionistas catalanes saben que mientras no se reforme la Constitución de 1978 la secesión solo es posible con el voto favorable de la mayoría del pueblo español. Y hoy por hoy eso se me antoja imposible. Por eso, al contrario que algunos ciudadanos, no estoy especialmente preocupado por los resultados electorales del 21 de diciembre.

Lo deseable sería que los partidos constitucionalistas tuvieran mayoría suficiente para poder gobernar. Pero en las elecciones catalanas solo podrán votar los censados allí, así que a los demás solo nos queda confiar en que los propios catalanes logren que los resultados hagan posible reconducir a Cataluña por la senda de la Constitución y el Estatut. Pero si gobiernan otra vez las fuerzas independentistas espero que no lleven de nuevo a Cataluña por la senda de la secesión, porque seguramente se volverá a aplicar el artículo 155, pero con la experiencia acumulada, y engrosará el número de los independentistas con problemas judiciales.

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