Perdónenme que recurra al palabro “goberposición”, que como habrán deducido fácilmente es una síncopa entre gobierno y oposición, para designar la doble función que podrían realizar en el futuro los partidos PSOE y CIUDADANOS en el supuesto de que acabaran facilitando la investidura de Mariano Rajoy.
En efecto, tal y como están las cosas, el PP puede conseguir la confianza del Congreso en segunda convocatoria siempre que logre un pacto de abstención que al menos contenga los dos ingredientes siguientes.
El primero es, como afirmó ayer el propio Mariano Rajoy, una política concertada en las zonas comunes que propugnan esas tres formaciones políticas –que juntas aglutinan a una amplia mayoría de ciudadanos- que consiste en apoyar la defensa de la unidad de España, la igualdad de todos los españoles, el papel del España en la UE, la consolidación de la recuperación económica o la lucha contra el terrorismo yihadista. A la que yo añadiría la lucha contra la corrupción política, que Mariano Rajoy no mencionó, sin duda por olvido, pero en la que creo que existe unanimidad.
El segundo ingrediente está integrado por las concesiones que tiene que hacer el PP a los otros dos partidos en las cuestiones que estos consideren ineludibles en el marco de esta legislatura. Lógicamente, corresponde a los representantes del PSOE y de CIUDADANOS proponer los puntos en los que debe realizarse una reforma de la situación actual. Pero si tuviera que recordar ahora las cuestiones en las que pusieron más énfasis y que serían factibles, diría que habría que corregir la política de recortes, despolitizar la justicia, y modificar la ley electoral.
Pues bien, más allá de cualquier otra consideración, la oportunidad que se le presenta tanto al PSOE como a CIUDADANOS en esta legislatura es poder desplegar simultáneamente una doble actuación. De una parte, pueden intervenir haciendo propuestas que necesariamente han de ser tomadas en consideración por el PP en el marco de la política interior, lo que, de alguna manera, aproxima su actividad a la propia de un partido en el gobierno. Pero pueden también mejorar, a través de una oposición crítica y constructiva en los trámites parlamentarios, las propuestas presentadas por el PP en las que no se recogieran las aportaciones irrenunciables de aquellas dos formaciones políticas.
Es muy posible que la visión miope de algún partido impida el comienzo de una legislatura con la estabilidad que proporciona la que he denominado “goberposicion”. Pero si finalmente las tres formaciones implicadas elevan su punto de mira y ponen a España por encima de todo lo demás, los ciudadanos podríamos asistir a una nueva forma de hacer política desconocida hasta ahora en nuestro país.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel