La tercera acepción de la palabra “histrionismo” es “afectación o exageración expresiva propia del histrión”. E “histrión” significa, en su segunda acepción, “persona que se expresa con afectación o exageración propia de un actor teatral”. Pues bien, en las líneas que siguen me propongo acreditar que las nuevas formaciones políticas que concurrieron a las últimas elecciones generales bajo la marca-paraguas “Podemos” no han revolucionado, como se creen, la actividad política española, pero han aportado, en cambio, algo nuevo en el sentido de que es la primera vez que se pone en práctica: el histrionismo en las comparecencias políticas.
Me refiero, en concreto, a la nueva escenificación en la comparecencia de cada formación ante los medios de comunicación por ejemplo en las instalaciones de las Cámaras. Los partidos tradicionales continúan con la costumbre de hacer que comparezca uno solo de sus miembros, generalmente, el portavoz ante la cámara, que interviene en solitario y son su imagen y sus gestos los que acaban transmitiendo el sentimiento de la formación política.
Las nuevas formaciones integradas en Podemos comparecen en tromba y, aunque solo hace uso de la palabra uno de ellos, los demás permanecen alineados en la tarima detrás del atril que usa el orador sin articular palabra y procurando evitar todo tipo de gestos.
Paradigmática fue la comparecencia de Pablo Iglesias y la Plana Mayor de su partido, recién celebradas las últimas elecciones generales, en la que, tras ofrecer a Pedro Sánchez su colaboración para formar gobierno, reclamó para sí y algunos miembros de su formación una vicepresidencia y determinados ministerios.
El lenguaje gestual de Pablo Iglesias en aquella comparecencia fue de prepotencia y casi de conmiseración con el líder del PSOE, como si le perdonara la vida. Y el del resto de los que le acompañaban era de contenida satisfacción como si ya se vieran como ministros del gobierno de España. Lo cierto es que todos parecían creer que iba a ser realidad lo que en aquel momento era solo un ofrecimiento.
Pues bien, justamente ayer, tras hacerse público el pacto entre el PSOE y Ciudadanos, comparecieron, casi los mismos, pero ahora sin Pablo Iglesias y comandados por Errejón para anunciar con bastante enojo que abandonaban las negociaciones que mantenían con el Partido Socialista.
Si comparamos mentalmente ambas comparecencias, la conducta gestual de los políticos presentes reveló que habían pasado de la alegría a la decepción. La confianza en los “cercanos ministerios” se evaporó y los ánimos parecieron cargarse de un profundo desengaño. Y es que los rostros risueños de la primera comparecencia dieron paso a las caras serias y a los gestos de desconcierto. ¡Sic transit gloria mundo! (así pasa la gloria del mundo), pero para todos incluidos los que acaban de aterrizar en la política nacional.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel