Las vacaciones en el campo ofrecen muchísimas ventajas, entre las que figura poseer tiempo suficiente para dedicarse a observar la naturaleza. Gracias a ello, estos días caí en a cuenta de que las aves, por grandes o gordas que sean, saben a distancia en que rama posarse. Nunca he visto que lleguen a hacerlo en una vara tan quebradiza que no resista su peso. Si no es muy firme, se curvará y el pájaro todo lo más llegará a balancearse, pero el palo nunca llegará a romperse.
Aunque pudiera parecer lo contrario, algunos políticos no son pájaros y, por eso, no es infrecuente se posen en ramas tan inconsistentes que se quiebren y los hagan caer por los suelos. Algo de esto ya le sucedió a Artur Mas cuando convocó la mascarada del referéndum ilegal sobre el derecho a decir y mucho me equivoco o me temo que está a punto de volver a sucederle con la inminente convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas para el 27 de septiembre.
En efecto, en el ABC.es de hoy se publica que Artur Mas elaborará un Decreto de convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas que será, según sus propias palabras, «inatacable desde el punto de vista jurídico». Pues bien, tengo la impresión de que, a pesar de que esta vez cree que va a posarse sobre una rama que no se rompa, el señor Mas ha vuelto a elegir una ramita sumamente quebradiza que lo hará nuevamente rodar por el suelo.
Y es que, como todo jurista sabe, el solo cumplimiento de la formalidad no es garantía suficiente de la validez de los actos jurídicos. El Derecho, que es una de las elaboraciones más acabadas del ser humano, prevé supuestos en que aun existiendo una apariencia de estricto respeto a la formalidad, el acto jurídico en cuestión es nulo por haber sido realizado en fraude de Ley. Así se dice en el Título Preliminar de nuestro Código Civil: “Los actos realizados al amparo del texto de una norma que persigan un resultado prohibido por el ordenamiento jurídico, o contrario a él, se considerarán ejecutados en fraude de ley y no impedirán la debida aplicación de la norma que se hubiere tratado de eludir.”
No tengo ninguna duda de que el Decreto de convocatoria de la Generalitat será formalmente correcto al haber sido hecho al amparo estricto de la regulación electoral catalana. Pero como el dicharachero señor Mas se ha cansado de pregonar que las elecciones del 27 de septiembre serán “plebiscitarias”, él mismo ha revelado que tales elecciones persiguen un resultado contrario al ordenamiento jurídico.
Pues bien, tal y como establece el artículo 6 de nuestro Código Civil, aunque el Decreto (norma de elusión) pueda tener apariencia de legalidad, al perseguir un resultado contrario a derecho, será un acto jurídico en fraude de ley, por lo que no impedirá la aplicación la norma eludida que es aquella que declara contrarias a Derecho las elecciones plebiscitarias. Así que me temo que también esta vez el Tribunal Constitucional suspenderá las mencionadas elecciones.
El señor Mas, que seguramente debe creerse muy listo, se olvida de que los que órganos del Estado que defienden la legalidad son, como poco, tan listos como él. Pero con una importante diferencia: ellos saben perfectamente, como las aves, en que vara posarse, en tanto que el señor Mas parece que todavía no sabe apreciar la resistencia de las ramas, por lo que va a volver a posarse en una que se quebrará y lo hará rodar una vez más por los suelos.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel