Como ya sabrán, Artur Mas declaró a los periodistas congregados en la Zarzuela poco antes ser recibido por el Rey Felipe VI que venía en son de paz. Estoy empezando a pensar que convendría darle al señor Mas un programa en prime time de TVE para que no tenga síndrome de falta de notoriedad.
Y es que la única explicación que puedo darle a tan disparatada afirmación es que tenga tantas ganas de salir en los medios que, ante el nulo interés que suscita actualmente su poco seria política secesionista, considere que la única manera de seguir llamando la atención es decir chorradas.
Solamente un petulante enfermizo puede llegar a pensar que formando parte del Estado español, en su condición de Presidente de una Comunidad Autónoma, puede visitar al Rey de España de una manera que no sea en “son de paz”.
Debo confesar que dudé si debía comentar tamaño desatino de tan presumido y fatuo personaje. Y ello porque, aunque mi blog es un sitio mediático de modestísima repercusión, el solo hecho de hablar de él suponía de algún modo aumentar su desatado ego. Pero al leer el nuevo despropósito que cometía tan pintoresco perdonavidas me pudo el enojo, y aquí me tienen haciéndome eco de la noticia.
Estoy seguro que la gran mayoría de mis lectores habrán sentido algo parecido a lo que dejo traslucir en estas líneas. Y espero también que salga algún que otro defensor de la independencia de Cataluña a justificar que una autoridad del Estado Español –por mucho que los independentistas deseen otra cosa el señor Mas es eso- necesite decir que va en son de paz a ver al Rey de España. ¿Es que podría ir de otra forma? Suponiendo que lo que quiso decir el señor Mas con tan desafortunada frase es que venía a ver al Rey con ánimo de concordia y conciliación, ¿es que podía tan insignificante ciudadano, que es recibido en Zarzuela por representar nada más y nada menos que a Cataluña, visitar al Jefe del Estado español con enemistad, hostilidad o animadversión? ¿Estará fuera de sus cabales? O, como dice la juventud, ¿no se le habrá ido la pinza? Ustedes mismos.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel