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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

El independentismo catalán sigue doliente

José Manuel Otero Lastresel

La primera acepción del adjetivo “doliente” es que “duele o se duele” y el cuarto significado de “doler” es “quejarse y explicar el dolor”. Pues bien, una parte de los catalanes, creciente en los últimos años, en lugar de aceptar la realidad política presente de la Nación española constituida en Estado social y democrático de Derecho por la vigente Constitución de 1978; y, como consecuencia de ello, negarse a afrontar el futuro de España admitiendo el reconocimiento de Cataluña como nacionalidad con la organización y las prerrogativas previstas en la Carta Magna, está sumida en una permanente queja plañidera, en un estado de continua dolencia, lamentando lo que pudo haber sido y no fue -y todo parece indicar que nunca podrá serlo- de su “trisecular” quimérico sueño nacional.

No tengo duda alguna de que los líderes de los independentistas catalanes conocen la Constitución y de que, por tanto, saben perfectamente que la soberanía nacional reside en el pueblo español en su conjunto. No ignoran tampoco que Cataluña, siendo una nacionalidad histórica, no es más que una comunidad autónoma que junto con las dieciséis restantes constituyen los entes territoriales que conforman nuestro Estado. Y son conscientes asimismo de que si pueden hacer cualquier planteamiento político en nombre de Cataluña no es porque tenga otra legitimidad jurídica que la que les viene de la Constitución. Sus líderes hablan en nombre de Cataluña porque son cargos de esta comunidad autónoma, elegidos de acuerdo con el procedimiento electoral que hunde sus raíces en nuestra Carta Magna.

Si lo que antecede es así, ¿por qué este grupo de españoles, que indiscutiblemente lo son -sin que importe lo que se sientan, porque, aunque no lo desee, para el resto del mundo son españoles- nos da tanto la vara al resto de los sufridos españoles llorando por las esquinas por lo que les obligamos a ser y no quieren? ¿Hay alguna razón, como no sea un extraordinario ejercicio de paciencia, para que los demás españoles tengamos que aguantar una y otra vez sus planteamientos ilusorios e inalcanzables por la vía que están intentando, así como el desprestigio de España que está sembrando en el extranjero en su enloquecida carrera hacia ninguna parte?

Los líderes independentistas catalanes saben perfectamente que mientras no se reforme la Constitución la independencia de España solo es posible con el voto favorable de la mayoría del pueblo español. Y eso se me antoja imposible en este momento. ¿Por qué entonces el Gobierno de Cataluña no abandona de una vez su traumático estado de dolencia, se cura de una vez sus imaginarias heridas y se dedica a gestionar con eficacia su patrimonio en beneficio de los catalanes y dejan de despilfarros en sueños independentistas imposibles? ¡Entérense de una vez independentistas dolientes, como dijo el torero Rafael el Guerra “lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible”. Hoy por hoy las cosas están así y por el camino que van es imposible cambiarlas.

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