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Blogs Puentes de Palabras por José Manuel Otero Lastres

El fútbol no es arte, pero proporciona momentos de elevado goce artístico

José Manuel Otero Lastresel

En la Tercera de ABC de hoy, escribe el profesor Andrés Amorós una interesante reflexión en la que defiende que la tauromaquia es arte. Afirma este prestigioso catedrático de literatura que el arte es un virtud del intelecto práctico dedicado a no a las artes útiles, sino a las bellas artes, cuyo fin es aspirar a la belleza. Y, tras analizar si la tauromaquia reúne las condiciones del arte, concluye que, a pesar del factor de la imprevisibilidad que tanto le afecta, la corrida de toros es, como dijo Salvador de Madariaga, “un arte total, que participa de todas las artes: el drama, la escultura, las artes plásticas, el ballet, la música…”.

Comparto la tesis de Andrés Amorós con una mínima, si se me permite, discrepancia: hoy no es indisoluble la relación entre arte y belleza. También puede haber arte en la fealdad siempre que la obra influya en el sentido de la forma que alberga el cerebro humano. No creo que se pueda discutir que, por ejemplo, que los “Sueños” de Goya no sean creaciones artísticas porque no sean precisamente obras bellas. Y es que, aunque a mi no me seduzca, también puede haber creación plástica en la fealdad.

Pero como todo lo bueno que se escribe, la Tercera del profesor Amorós me hizo reflexionar y llegué a preguntarme qué sucedía con el fútbol. La conclusión a la que he llegado es que, más allá de la moderna discusión de si es deporte o negocio, estamos ante una actividad de extraordinaria dificultad práctica –son muy pocos los seres humanos que han llegado a la cima- que no es arte porque no procura la emoción estética, sino que lo que busca es el triunfo entre dos equipos que contienden.

Ahora bien, que el fútbol, a diferencia de los toros no sea arte, no significa que no proporcione destellos de gran plasticidad y de elevado goce estético. Hay jugadas tan bien ejecutadas, sean en equipo sean individuales, que generan una gran emoción. Y no solo porque afecten al triunfo del equipo que seguimos, sino porque revelan una pericia de tan altísimo nivel que provocan admiración y entusiasmo.

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