Admito que una buena parte de ustedes pueda estar no ya cansada, sino exhausta, del conflicto suscitado por los independentistas catalanes. Lo cual debería llevarme a obviar en mi blog, al menos durante algún tiempo, el examen de cualquier cuestión relacionada con ese tema. Pero la gravedad de lo que relata el periodista, Ignacio Martín Blanco, en la Tribuna de Opinión de El País, titulada “Provocación y deslealtad”, me obliga a volver sobre la tediosa cuestión de la declaración unilateral de independencia condenada al fracaso.
Pues bien, cuenta Ignacio Martín en la indicada Tribuna –además de otras cosas que no tienen desperdicio- que Jordi Sánchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana, en una comida entre 16 comensales, en la que se pidió compromiso de confidencialidad –que Ignacio Martin decidió romper con su publicación por la deslealtad de los independentistas- efectuó dos afirmaciones que revelan la cínica postura que mantienen los independentistas ya que lo que admiten en privado es muy distinto a lo que manifiestan públicamente.
La primera afirmación fue que el señor Sánchez asumió abiertamente que el resultado del 27 de septiembre no legitimaba a los partidos separatistas para declarar la independencia, a pesar de lo cual expuso sin inmutarse que debían seguir actuando públicamente como si estuvieran plenamente legitimados para seguir con el proceso.
La segunda afirmación fue que tenían que hacer actos de soberanía para forzar la reacción del Estado central con el fin de que llegase a perder los papeles, como sucedería si decidiese aplicar de entrada el artículo 155 de la Constitución. Lo que les interesaba, dijo, fue llevar la situación a un punto de no retorno.
Lo revelado por Ignacio Martín es algo que podía esperarse dada la catadura moral de los dirigentes de secesionismo y que en castellano se denomina “cinismo”; esto es, tener “desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrina vituperables”.
Pero como a veces una imagen vale más que mil palabras, cada vez que observo en televisión la conducta gestual de Artur Mas (al que en lo sucesivo podrían denominar “Menos”), de Remeva, de la Forcadell y todos sus demás adláteres, no dejo de pensar que parecen una “pandilla de infantes irresponsables” que se divierten jugando con un explosivo del que ya han encendido la mecha y que aunque llegará a apagarse dejará secuelas entre sus conciudadanos. Por todo ello, no me resisto a recordarles que hoy es San Martin y el rico refranero español, además del conocido refrán porcino, reza “Por San Martín, solo siembra el ruin”.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel