Con motivo del 80 cumpleaños del nobel Mario Vargas Llosa se han celebrado diversas conferencias impartidas por relevantes personalidades de la política y de las letras que tenían como tema de fondo el auge de los populismos. Entre otros expresidentes del gobierno, intervinieron José María Aznar y el colombiano Álvaro Uribe.
A ambos los sucedió la persona que ellos mismos propusieron, Mariano Rajoy en España y Juan Manuel Santos en Colombia, y se supone que los designaron porque se trataba de personas de su confianza. Pues bien, en sus manifestaciones públicas los dos ex mandatarios dejaron traslucir un deseo de llevar a cabo una especie de ajuste de cuentas con sus dos herederos políticos.
En efecto, Álvaro Uribe ha criticado en la COPE y en el ABC a Juan Manuel Santos porque considera que el “acuerdo de Juan Manuel Santos con las FARC no es de paz, es de impunidad”. Por su parte, José Maria Aznar en su intervención ante los asistentes a las sesiones celebradas en la Casa de América afirmó “necesitamos nuevos liderazgos capaces de ejercer una atracción a la altura de los desafíos que tenemos”.
Admito sin reserva alguna que a ambos mandatarios les asiste, como no podía ser de otro modo, su derecho fundamental a expresar libremente sus ideas y opiniones. Sentado lo cual, hay que preguntarse es si dichos ex presidentes han estado oportunos, entendida esta expresión en su primera acepción de: “Que se hace o sucede en tiempo a propósito y cuando conviene”. Es decir, ¿hablaron ambos en el momento adecuado y cuando convenía?
Estoy seguro de que muchos de ustedes responderán en sentido afirmativo, lo cual se deberá con toda probabilidad, bien a que anteponen el derecho de crítica a cualquier otra cosa incluida la razón de la oportunidad, bien a que estén descontentos de cómo ejercen su actividad política en España y en Colombia, los presidentes Rajoy y Santos, bien a ambas cosas a la vez, o bien a cualquier otra por el estilo.
Yo lamento discrepar de los que piensen de esta manera. Entre otras razones por las siguientes. Los ex presidentes tuvieron su momento, hicieron las cosas del modo que les pareció más oportuno y seguramente tuvieron, como cualquier mortal, aciertos y errores. Pero su momento ya pasó, ahora ocupan otros su lugar y no cualquier persona, sino precisamente los que ellos promovieron. Por otra parte, criticarlos públicamente ¿no supone admitir de alguna manera que no acertaron al promoverlos? o ¿es que piensan que por este solo hecho los actuales presidentes tienen que hacer obedientemente lo que ellos digan?
A mi juicio, la falta de oportunidad de ambos ex presidentes es patente, toda vez que tanto el presidente Rajoy como Juan Manuel Santos están en momentos políticos delicados. A Rajoy, que está en plena fase de designación de candidato a la investidura, los adversarios políticos le pueden reprochar que el propio presidente de honor de su partido lo considera un político sin capacidad de liderazgo. Y a Juan Manuel Santos, que está a punto de culminar en La Habana el acuerdo de paz, decirle que lo que está negociando es un acuerdo de impunidad y no de paz supone, como poco, meterle un palo entre las ruedas.
Lo malo de todo esto es que los ex presidentes no ganan nada con sus declaraciones, solo deterioran la situación política general y el ambiente dentro del propio partido sin obtener beneficio político alguno y sirven para demostrar en todo caso lo mucho que les cuesta dejar de ser lo que fueron.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel