En la Gala de entrega del Balón de Oro a Cristiano Ronaldo, celebrada ayer, este excelente futbolista del Real Madrid declaró: “No voy a parar. Quiero alcanzar a Messi. No me quita el sueño, pero me hace ilusión. Lo he dicho muchas veces, quiero entrar en la historia del fútbol como el mejor”.
Es posible que haya alguna persona a la que estas afirmaciones le resulten pretenciosas; es decir, dichas por alguien presuntuoso que pretende ser más de lo que es. Pero, a poco que se medite, se verá que tal opinión está muy alejada de la realidad, y que si a alguien le asalta esta idea es porque hemos sido educados en la hipocresía y en la falsa modestia. Porque aún cuando en el fondo de nuestro corazón tengamos las más altas pretensiones solo se nos permiten hacer públicos los sueños que están al alcance de los mediocres.
Por eso, cuando alguien manifiesta la legítima ambición de querer ser el mejor parece que se sale del guion y, en lugar de valorar todos muy positivamente lo que es simplemente la expresión de una ambición profesional digna del mayor elogio, hay algunos a los que les puede parecer criticable, no tanto la aspiración en sí misma, sino que se atreva a anunciarla sin pudor en público.
Pero quien conozca mínimamente la trayectoria de Cristiano Ronaldo solo puede sentir por él admiración, y no tanto por lo muchísimo que ha conseguido en el mundo del fútbol cuanto por todo lo que se ha esforzado cada día para alcanzarlo. Cristiano es un profesional intachable que se cuida hasta el extremo para tener siempre perfectamente a punto la herramienta con la que trabaja, que es su cuerpo de atleta.
No creo que exista nadie, ni siquiera su peor enemigo en el caso de que tuviera alguno, que pudiera reprocharle la más mínima falta de entrega en el campo en defensa de los colores de su equipo. Quien actúa así y trata de ser el mejor sin pisar a nadie, sino basándose en su propio esfuerzo, es legítimo que desee vehementemente entrar en la historia del fútbol como el mejor. Cristiano es, en definitiva, un claro ejemplo de que, como dijo el pintor francés J.P. Sergent “el éxito no se logra solo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización”.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel