Seguramente sabrán que la agonía es el estado que precede a la muerte. Lo cual aplicado al presente movimiento secesionista catalán –me refiero al actual porque volverán en el futuro- quiere decir que parece que sus dirigentes han entrado en un estado de angustia y de congoja ante lo que intuyen que se les viene encima.
Después del gravísimo conflicto institucional que provocó, después de haber presuntamente delinquido, después de haber arrastrado a numeroso fanáticos y exaltados a incumplir la Constitución y las leyes, después de haber provocado tal división en las familias que algunas han llegado a la ruptura, después de haber falseado imágenes para desprestigiar internacionalmente a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y después de haber originado el traslado de la sede social de varias empresas punteras de Cataluña a otras ciudades de España, ahora resulta que el “sonriente” y ególatra Artur Mas, el que prendió la mecha del golpe de Estado en el que nos encontramos, declara en una entrevista en el Financial Times que Cataluña aún no está preparada para la independencia real.
Desconozco los efectos que puede tener esta sorprendente aseveración del “emperador” Artur Mas en sus guardias de corps Puigdemont y Junqueras. Pero, si como parece, el secesionismo catalán ha entrado en estado comatoso, el pulso que nos han echado los independentistas habrá servido para algo, al menos para extraer las tres siguientes conclusiones.
La primera es que, sin duda, ha quedado mucho mejor el PSOE de los veteranos con su decidida y firme defensa de la Constitución que el PSOE oficial de Pedro Sánchez, que se puso de perfil queriendo mantener una dificultosa equidistancia con la vana pretensión de ganar votos. Hasta en esto España ha tenido mala suerte porque cuando más le hacía falta el PSOE tradicional, el que fue partido de gobierno, entran en la dirección unos dirigentes dubitativos que hoy están con la Constitución y mañana reprueban a la vicepresidente del gobierno en lugar de cargar todas las culpas en los independentistas golpistas.
La segunda es que a José María Aznar le ha vuelto a salir el rencor y en lugar de echar una mano a España ha puesto un palo en la rueda del Gobierno al animar públicamente a Rajoy que actúe ya o que convoque elecciones. Desde luego, la política debe ser un verdadero veneno porque ni siquiera los que la dejaron voluntariamente quieren perder su protagonismo. Lo malo es que no eligen bien el momento y siempre se les nota el rostro contraído por la contrariedad.
Y la tercera es que el acoso del secesionismo a España y su brutal desprecio al resto de los españoles parece habernos despertado, provocando en nosotros una reacción de cariño, de defensa y de sano orgullo de ser español.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel