Habrá algunos de los ilusos de Arrán que estarán convencidos de que la ciudadanía está temblando porque los descerebrados de este movimiento juvenil del independentismo catalán amenazan con utilizar la violencia si no hay referéndum en Cataluña.
Desconozco los efectos que puede tener hacer uso en Cataluña de la violencia como parte de la estrategia política. La verdad es que la idea que se tiene de esta parte de España es que se trata de una sociedad muy civilizada que debe soportar mal la acción violenta en la calle, típica de estos movimientos antisistema.
Pero en el resto de España estamos acostumbrados a sufrir las presiones y los desperfectos originados, no ya por las leves acciones de los azotacalles, sino por los resultados devastadores del terrorismo tanto de la banda terrorista ETA como de otros movimientos de similar naturaleza.
Por eso, creo que si esos insensatos de Arrán piensan que con sus amenazas va a doblegarnos están absolutamente equivocados. Tenemos callos en el alma de tanto sufrimiento inexplicable por acciones ejecutadas con una finalidad que jamás ha conseguido ningún movimiento terrorista: doblegarnos a aceptar la división de España. Así que si no lo lograron los que emplearon las armas que producían el mayor dolor, menos parece que puedan hacerlo unos muchachos que se dedican a la lucha callejera.
Ahora bien, insisto en que, por la experiencia sufrida con ETA, este mal incipiente de los movimientos juveniles como Arrán debe ser cortado de raíz. Y parece que no será difícil en Cataluña donde tanto duele la “pela”. Bastará con declarar que el Estado declarará responsables subsidiarios a los padres de los azotacalles para que inmediatamente desaparezcan los actos vandálicos con los que nos amenazan. De actuar así, creo que la sociedad aplaudirá al gobierno en el uso legítimo del poder.
Otros temas José Manuel Otero Lastresel