El momento tiene una mezcla de belleza secreta, de naturaleza salvaje, y también de asco comprensible. El protagonista es un fotógrafo canadiense, Keri Wilk, que perseguía con su cámara a un cachalote en las aguas de República Dominicana, en pleno Caribe. Parecía una escena idílica: el mar azul y cálido, el ballet de los animales, y Wilk absorto con sus cámaras. De repente, se vio envuelto en una inmensa nube de heces. El cachalote, en lugar de descender, se quedó cerca de la superficie y defecó durante mucho tiempo, como un tornado de excrementos. Wilk buceaba junto a tres compañeros. Los cuatro se miraron confundidos, mientras el animal subía y bajaba, giraba y distribuía la caca a los cuatro vientos, hasta unos 30 metros de distancia. El azul del Caribe viró al color chocolate. “Nunca había escuchado que haya ocurrido algo así, y no conozco a nadie al que le haya pasado. Tenía caca en mis ojos, boca, en mi traje de buzo, por todos lados. Estaba empapado de la cabeza a los pies. Puede que sea la primera vez que se haya documentado fotográficamente”, le ha dicho Wilk a la BBC. Estas son algunas de las imágenes, con la autorización de Keri Wilk.