La primera vez que vi esta foto, hace unos días, ya me pareció extraordinaria, más allá de su premio (Mejor toma aérea del año en el prestigioso Wildlife Photographer of the Year). Mírala bien. Quien conozca el Parque Natural de la Bahía de Cádiz reconocerá el paisaje, una bellísima zona de marismas, pero no los colores, habitualmente verdes y aquí, súbito, amarillos y naranjas, más cálidos. Pere Soler, su autor, está feliz por al menos dos motivos. Primero porque es uno de los pocos españoles que ha obtenido un premio en una competición como esta, “difícil, de altísimo nivel”; y después, o a la inversa, que lo mismo da, porque presenció y fotografió un espectáculo pocas veces visto en este rincón del sur de España. Así se lo dijeron los científicos que cuidan este paraíso natural. La elevada salinidad y la temperatura alta provocaron que las microalgas adquiriesen unos tonos más cálidos de lo normal. Un fenómeno que solo dura unos diez días y que ocurre muy raramente. “Iba a buscar aves, porque hacen escala en estas marismas en su vuelo de ida y vuelta a África, y me encontré con esto”, me dice desde Londres, a punto de empezar un nuevo trabajo en el salvaje norte de Escocia. “El piloto alemán de la pequeña Cessna 172 con la que sobrevolábamos el parque me contó que había estado allí cuarenta veces y nunca había observado esos colores”. El resultado: la foto que ven (aquí, a mayor tamaño). Y el premio, claro.
Por cierto, si esta imagen te recuerda los paisajes de La Isla Mínima, mira estas fotos.
EspañaFotografía J. F. Alonsoel